Mis reflexiones, quizás apresuradas, sobre el triunfo de Petro, por Beltrán Vallejo
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El éxito de Petro impacta en toda Colombia, sobre todo en su dramática historia política, e impacta en Venezuela por todos estos años truculentos e impacta en todo el hemisferio por un trompeteo de cambio; esperamos que para bien de los pueblos, siempre frustrados, siempre engañados y muchas veces aturdidos por su propia irresponsabilidad y desmemoria.
El país de «Betty la fea» votó precisamente por una parte significativa de esa famosa novela, pues porque lo feo (el exguerrillero del M19) se volvió más que bonito en «necesario», tal como la protagonista de aquella trama que no sólo se embelleció, sino que también fue encumbrada a la máxima gerencia de aquella empresa quebrada llamada Ecomoda, y la colocaron allí los accionistas para que la ex fea salvara dicha compañía; así mismo hicieron los colombianos el pasado domingo 19 de junio. Bueno, eso pasa en aquella novela, no sé si en la presidencia de la república de una Colombia con dos siglos bañados en sangre.
Mi primera reflexión: le deseo todo lo bueno a los colombianos con esa decisión mayoritaria que tomaron. Francamente espero que no se arrepientan y que Petro en verdad cumpla con sus promesas de atender el hambre y la pobreza, y que promueva el diálogo y la unión nacional.
Ojalá que sus ofrecimientos no se transformen en lo que se transformó la susodicha revolución bolivariana, y que no tengan los colombianos que pegar carreras al exterior como pegaron los más de 6 millones de venezolanos de la diáspora, y que no tengan que pasar también por los raptos de xenofobia que han sufrido muchos de mis compatriotas en ese país, sobre todo en aquella Bogotá gobernada por una alcaldesa xenófoba, y que progresista. A veces quisiera desear otra cosa; pero no, no soy tan gran carajo.
Segunda reflexión: es indudable que este es un duro golpe geopolítico sobre los EEUU. En Colombia no está en la presidencia la misma élite política con la que los gringos forjaron una sólida alianza, donde incluso es el único país latinoamericano en condición de aliado estratégico de la OTAN; pero esa condición ha entrado en un ámbito de incertidumbre grande en el actual contexto de nueva guerra fría con una Rusia pro imperialista. Ahora no se sabe que conducta tomará Petro en ese sentido.
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Y la última reflexión tiene que ver con que aquí en Venezuela lo que pasó en Colombia debe generar responsabilidad, particularmente para superar esos matices antipolíticos de andar inventando pseudo liderazgos mesiánicos a lo Trump, a lo Bukele, sacándolos del mundo empresarial o de las redes sociales, y con prédicas populistas y salvacionistas sin ningún contenido y sí con mucha retórica polarizante e irreflexiva. La candidatura de Hernández fue una candidatura impresentable y meramente agitativa e infantil.
Tanto en Chile como en Colombia hubo estallidos sociales desde el 2019; después vino el covid-19 arrasando con el aparato económico y generando pobreza, y en esas condiciones en ambos países ganó el cambio, y lo hizo con candidaturas que supieron conectar con las expectativas populares a través de una agenda social y de responsabilidad económica. Aprendamos de estas lecciones más allá de la diatriba con visos de anticomunismo.
Claro que a pesar de que nos han maltratado, todavía siento un cariño por esa Colombia que nos envió a un Atanasio Girardot a morir aquí por la libertad de Venezuela, y por una Colombia que le dio cobijo a un padre Bolívar que por allá buscó refugio cuando aquí en Venezuela lo expulsaban.
Les deseo suerte a los colombianos.
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