Misterios del socialismo, por Tulio Ramírez
Twitter: @tulioramirezc
Todas las experiencias socialistas tienen sus dosis de misterio. La falta de transparencia, el secretismo, el engaño, la simulación, la manipulación y la desinformación son características inherentes a estos, ya desangelados, experimentos sociales.
Bajo el argumento de “llevar la verdad de verdaíta al pueblo”, confiscan los medios de comunicación para monopolizar la información y crear en el inconsciente colectivo, mundos paralelos que nada tiene que ver con la miserable realidad que viven los ciudadanos. Narnia, pues, como diría el otro.
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El primer objeto de secretismo es siempre el líder. A Stalin le atribuyeron poderes sanadores; y a Mao, el poder de la ubicuidad. Fidel, por su parte, fue objeto de una mitología que lo ubicaba por encima del resto de los cubanos. Nadie sabía dónde vivía, cuando viajaba o cuando iba al baño. Sus apariciones en público eran sorpresivas, lo que lo convertía en una suerte de San Gabriel de la revolución. Sus visitas eran esperadas con veneración y, estrechar su mano, era una suerte de gracia divina.
El caso más patético es el del Rey hereditario de Corea del Norte, Kim Jong Um. No solamente es obligatorio adorarlo, reírse de sus malos chistes, hacer una reverencia a su estatua, o llorar a moco suelto si así lo ordena, so pena de ir a parar con los famélicos huesos a las cárceles del “Amado Líder”.
En democracia esto es impensable. Si bien es cierto que siempre habrá aduladores por convicción perruna o por interés crematístico, la libertad de expresión no hace inmune a ningún presidente de la crítica o la joda de su pueblo. La lección democrática del general Soublette sigue vigente “Venezuela no se ha perdido ni se perderá, porque un ciudadano se burle de un gobernante; se perderá porque un gobernante se burle de sus ciudadanos”.
En las democracias sanas los niveles de secretismo y oscuridad tienden a minimizarse (no a desaparecer totalmente), por la división de poderes, la institucionalidad contralora y por la libertad de prensa. Sin embargo, nunca dejará de aparecer algún gobernante con iniciativas malsanas para burlar la confianza de su pueblo. La carne es débil y la ambición seductora.
A diferencia de los socialismos realmente existentes, en las sociedades abiertas los ciudadanos pueden exigir, cuentas y explicaciones a sus gobernantes sin temor a ser acusados de “incitación al odio” o “traición a la patria”. Debo aclarar que cuando hablo de los fracasados países socialistas, excluyo a las socialdemocracias escandinavas. Estas han servido de justificación a los ideólogos del comunismo para insistir en que “el socialismo funciona, el problema es que no ha sido bien aplicado en algunos otros países”.
El experimento socialista en Venezuela no ha sido la excepción. La revolución bonita tiene también sus puntos oscuros. Por ejemplo, nadie sabe, por qué razón se construyó la pirámide rosada en la Valle-Coche. Hay hipótesis que van desde motivaciones esotéricas, un antojo del burgomaestre de la época o hasta un vulgar guiso donde “todos comieron”.
Otro caso es el de la firma de los Decretos fechados de enero a marzo de 2013, por un Chávez “que gozaba de buena salud y hasta trotaba por los pasillos del Hospital Militar”. El asunto misterioso es que según han informado fuentes muy confiables, para esa fecha ya no estaba por estos lados terrenales. Quizás era como Mao, pero repotenciado. Estaba en la tierra y en el cielo al mismo tiempo. Ni Sai Baba.
Hay otros misterios, pero el más reciente y que tiene a los caraqueños de cabeza buscando una explicación lógica, es el absurdo cierre de los canales en la bifurcación de la autopista Francisco Fajardo a la altura de Bello Monte, sentido Este-Oeste. Allí una vía conduce a la UCV-El Paraíso-Caricuao y la otra, a El Valle.
Los funcionarios, a golpe de las 4 de la tarde de los días viernes, cierran 2 de los 3 canales que conducen al suroeste de la ciudad, es decir, hacia El Paraíso-Caricuao. La infernal cola se extiende a lo largo de la autopista hasta Los Ruices. Lo curioso es que nadie observa un choque, una reparación de vía, un operativo de solicitud de documentos o a 25 de la Chamba Juvenil, barriendo un pedacito de 3 mts cuadrados.
Nuestro ingenioso pueblo se ha planteado tres hipótesis: 1) Alguno de los funcionarios sospecha que los viernes, su consorte se escapa con el entrenador del gimnasio y esa es la vía que toman para recalar finalmente en El Junquito; 2) Es un experimento social para medir el nivel de aguante de los conductores caraqueños; 3) Lo hacen solo por joder.
Yo me inclino por esta última.
Tulio Ramírez es abogado, sociólogo y Doctor en Educación. Director del Doctorado en Educación UCAB. Profesor en UCAB, UCV y UPEL.
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