Modernizar la política para fortalecer la democracia, por Luis Ernesto Aparicio M.
Antes de abordar el tema, pensé en el simplismo que encierra el repasar a la política. Buscar modernizarla es el reto más importante que podamos enfrentar debido a las zonas cómodas en ella y que se han desarrollado a largo de los siglos XX y XXI. Es mucho más fácil encontrar cambios en patrones tecnológicos, pero muy poco hallamos elementos que indiquen que la política ha sido parte de algunas transformaciones.
Entiendo que más de uno podría decir que la política está cambiando. Pero no se puede hablar de una modernización de la política porque existan nuevos actores que van ocupando espacios en ella. Y es cierto, hoy contamos con rostros nuevos, pero son individuos que lejos de modernizar, trabajan para caminar hacia el pasado, con propuestas nada cercanas a una opción de modernidad
La política es un reflejo dinámico de la sociedad en la que se desarrolla. En un mundo en constante evolución, es esencial que la política también se adapte y modernice para abordar los desafíos y las oportunidades que enfrentamos en el siglo XXI. Su modernización no es un mero concepto teórico; es una necesidad apremiante para fortalecer la democracia y prevenir tanto el autoritarismo como el populismo que amenazan con socavar los principios fundamentales de la libertad y la justicia.
Una de las piedras angulares de la modernización política es la transparencia y la rendición de cuentas. En un mundo digitalizado, los ciudadanos demandan acceso a la información sobre las actividades de sus representantes y líderes políticos.
La transparencia no solo es un derecho de los ciudadanos, sino también una herramienta poderosa para prevenir la corrupción y mantener a raya el autoritarismo.
Una modernización implica hacer un llamado a una mayor participación ciudadana en el proceso político. La tecnología ofrece nuevas formas de involucrar a los ciudadanos, desde encuestas en línea hasta consultas públicas. Esta participación empodera a la sociedad civil y garantiza que las políticas reflejen verdaderamente las necesidades y deseos de la población.
La tecnología, especialmente las redes sociales, ha transformado la comunicación política. Si bien ofrece oportunidades para el diálogo y la movilización, también plantea desafíos en términos de desinformación y polarización. La modernización política requiere que los líderes políticos utilicen estas herramientas con responsabilidad y que se implementen estrategias efectivas para combatir la desinformación.
La modernización política a menudo involucra reformas en el sistema electoral. Se deben revisar y mejorar los sistemas para hacerlos más justos, inclusivos y representativos. Esto puede incluir cambios en la forma en que se financian las campañas políticas y en cómo se dibujan los distritos, circuitos o colegios electorales.
Ella, a su vez, exige una ética política sólida. Los líderes políticos deben actuar de manera ética y moralmente responsable en el ejercicio de sus funciones.
Asimismo, se deben implementar medidas efectivas para prevenir y sancionar la corrupción en todos los niveles de gobierno.
Esta modernización en la ética política pasa por entender los momentos en los cuales un político de formación debe: primero preparar a las generaciones de relevo y segundo, abrir camino para que sean estos últimos quienes ocupen los espacios relevantes en las organizaciones políticas y de participación.
Mucho daño hace la eternización de los liderazgos dentro de las organizaciones políticas y en el ejercicio del o de los gobiernos. Ese tema de pensar que la continuidad contribuye con el desarrollo de los países es una fantasía que los autócratas y populistas han vendido. El “yo necesario” o “el dueño del partido”, le hacen un flaco favor a la política y a la democracia, por lo que es tiempo de estar pensando, constantemente, en la generación de relevo y el legado que recibirán.
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La modernización de la política es esencial para preservar y fortalecer la democracia en un mundo en constante cambio. Promover la transparencia, la participación ciudadana, la ética política y la lucha contra la corrupción son pasos fundamentales en este proceso.
A medida que enfrentamos desafíos globales y locales, la modernización política se convierte en un imperativo para garantizar que ella refleje verdaderamente la voluntad y las necesidades de la sociedad. La modernización política no es una opción, sino una responsabilidad que debemos abrazar para un futuro democrático y justo.
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de Prensa de la MUD
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