¡Mosca Carrasquero!, por Teodoro Petkoff
Autor: Teodoro Petkoff
Para ministros y otros altos funcionarios, esos que están en el vértice de la cúpula del poder, por lo general no es nada fácil saber lo que realmente ocurre en los escalones inferiores de los organismos que dirigen. Por poner un solo ejemplo: hace unos meses, el Tribunal Supremo denunció que en su propia sede había sido forjado un proyecto de sentencia de la Sala Constitucional. Los magistrados se enteraron después.
Los rectores del CNE deberían echar un vistazo más detenido al personal de los niveles técnicos del cuerpo que dirigen, esos que manejan el proceso de verificación de las firmas para los revocatorios. A estas alturas del juego son ya demasiado frecuentes y persistentes las informaciones acerca de comportamientos no muy correctos que se diga, de algunos funcionarios de la infraestructura técnica del CNE. No descartamos que pueda haber alguna excesiva suspicacia en esas informaciones, pero estas son ya tan seguiditas que, si estuviéramos en los zapatos de Carrasquero, antes de avalar tan incondicionalmente a sus subalternos meteríamos la lupa en los recovecos de la institución, sobre todo en los lugares donde operan las personas cuyos nombres aparecen con mayor frecuencia como promotores de algunas triquiñuelas.
En TalCual hemos editorializado 35 veces dando nuestro voto de confianza a los rectores del CNE. Hemos respaldado sus decisiones, con excepción de la que descartó la recolección de firmas en el exterior y esa vez la crítica fue puntual, sin generalizaciones indebidas. Esto les consta perfectamente a los rectores puesto que así nos lo han hecho saber.
Varias veces hemos expresado nuestro desacuerdo con posturas de sectores de la oposición que hemos juzgado desconsideradas o incorrectas hacia el organismo electoral, al igual que lo hemos hecho con algún editorial de otro medio de comunicación, con el cual polemizamos. Nadie podría, pues, atribuirnos una opinión preconcebida o prejuiciosa respecto de la cúpula del CNE. Todo eso es historia patria. Con base en esta conducta es que queremos alertar a los directivos del CNE.
Poca duda nos cabe de que estos no van a “rayar” sus hojas de servicio prestándose para alguna marramucia, pero no pueden ignorar que en las instancias técnicas del CNE trabajan funcionarios políticamente comprometidos tanto con partidos de oposición como con el gobierno y sus partidos. Algunos de estos últimos funcionarios, que ocupan posiciones de mando (porque es sobre ellos que ruedan bolas e informaciones), podrían creer (o recibir “línea” desde sus partidos) que su deber “revolucionario” es el de impedir que se produzca el RR presidencial y veteranos como son, varios de ellos, de lustros de irregularidades electorales, estarían colocando sus “artes” al servicio de aquella causa. No acusamos. Simplemente, creemos necesario que se establezca claramente si la mujer del César no sólo aparenta que es honesta sino si lo es en verdad.
Cuando el río suena, doctor Carrasquero, mejor es averiguar si no estará lloviendo en su cabecera.