¡Muchacho, ven para decirte algo!, por Beltrán Vallejo
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Cuando tenía tu edad era arrogante y gallardo, lleno de sueños y hasta romántico; pero ahora veo como expresas en tu mirada y en tus palabras mucha frustración e impotencia, tienes como el corazón oprimido.
Te entiendo: en esta Venezuela donde vivimos tienes pocas alternativas de real superación, y ahorita no sabes como decirles a tus padres que estás planeando vender tu motocicleta e irte con unos amigos hacia el tapón del Darién. Sé que lo has pensado desde hace unos meses, pero la pasada navidad esa idea cogió impulso porque no fuiste capaz de comprarle ropa a tu niño, y así también mirabas el rostro entristecido de tu pareja.
Entiendo lo que piensas, y entiendo lo que piensa tu hermano el menor que no quiere seguir estudiando para policía, porque eso es lo que hay; y entiendo lo que piensa tu hermana que con dificultades trata de cumplir con su trabajo de maestra, pero su sueldo ni le alcanza para los pasajes de cada semana.
Este es un país que no ofrece oportunidades de progreso para la juventud con sueños de ser alguien. Comenzando por el modelo educativo que ella debe soportar desde el bachillerato y que también carcome las universidades con el deterioro de las autónomas y con la existencia y predominio de pseudouniversidades mediocres y asfixiadas por la intolerancia cultural y por la opresión del pensamiento único.
Así mismo, en lo que concierne al empleo, ¿qué opciones tienen los jóvenes en un país arrasado por un modelo estatista y rentista que estalló en mil pedazos su economía en medio de un conflicto geopolítico con antiguos socios que ejercen la diplomacia coercitiva de las sanciones sobre una Venezuela cuya crisis se empinó antes de la efectiva implantación de dicha diplomacia, y así lo que tiene la muchachada es empleo precario, misiones clientelares y bonos como esclavitud laboral?
Para más ingrediente, tú como muchacho inquieto entiendes que es mejor vivir en un país donde se respeten los derechos humanos, donde haya pluralismo y estado de derecho, y donde no haya “patriota cooperante”, y donde se escuche y respete a las comunidades exigiendo mejores servicios públicos; donde se escuche y respete a los trabajadores que exigen salarios dignos como establece la Constitución de la Repúblico; y donde disentir y protestar contra medidas y políticas de los que detentan el poder no convierta al ciudadano en objeto de persecución, en objeto de terrorismo de Estado ni de calabozazos.
Te voy a hacer sincero muchacho, la diáspora quizás le haya traído beneficios, trabajo, comida, medicina y calidad de vida a algunos, pero yo lo que veo y escucho es que más bien hay una inmensa mayoría de jóvenes como tú que están pasando trabajo en las calles de Bogotá o en la de Chicago, y a algunos los confunden con el Tren de Aragua y ahora son víctimas de xenofobia social y hasta inducida por autoridades de esos países donde hemos llegado con una mano adelante y otra atrás.
Te soy sincero muchacho, yo creo que más bien la diáspora de venezolanos le ha beneficiado a Maduro y a su combo, como alguna vez benefició a los Castro y a otros dictadores que prefirieron que mucha gente se fuera del país que tenían secuestrado (como éste) para aliviar la presión social y para que mandaran remesas a sus familiares. Sé que desde el 2018 para acá la mayoría de los luchadores juveniles contra el régimen de Maduro se fueron del país por diversos motivos, entre ellos la represión y por supuesto también buscando oportunidades que su nación no le ofrecía y menos en dictadura del siglo XXI.
Yo en verdad preferiría que te quedaras aquí luchando y motivando a otros muchachos como tú para enfrentar al régimen con el voto, con la protesta y con la organización de un movimiento popular fuerte y cohesionado, pero creo que te estoy pidiendo mucho.
Lo que sí te pido es que no aceleres el tipo de vejez que tengo yo que es como dice Neruda en uno de sus poemas:
Cuando la noche llega y es oscura
como boca de lobo, yo me pierdo
en reflexiones llenas de amargura
y ensombrezco mi mente
en la infinita edad de los recuerdos.