MUD aún no define ruta política mientras electores esperan definiciones
Más de una semana después de fracasado el diálogo en República Dominicana, aún la oposición no ha hecha pública la ruta que asumirá de cara a las elecciones adelantadas para abril. Participar o no, y cómo hacer cualquiera de esas opciones sigue siendo una deuda. El reloj no para. Félix Seijas, de la encuestadora Delphos, brinda algunas luces
Autor: Víctor Amaya | @victoramaya
El jueves 8 de febrero, Julio Borges afirmaba que la Mesa de la Unidad tendría definiciones sobre cómo enfrentar el escenario electoral planteado para el 22 de abril «en las próximas horas». Una semana más tarde, aún las respuestas no se han concretado. Se siguen manejando escenarios, hipótesis y pronunciamientos aislados.
Por una parte, Andrés Velásquez insiste en no convalidar una «farsa», mientras Henri Falcón suspendió toda declaración a prensa y el propio Borges anunció que saldrá de gira internacional para denunciar las intenciones del madurismo. Pero el tiempo corre, el Consejo Nacional Electoral avanza en su acelerado y mutilado cronograma electoral y la sociedad espera respuestas, particularmente del sector considerado aún como la alternativa.
«El país tiene después de 2015 esperando que la Unidad vuelva a serlo, que vuelva a construir esa mecánica que le permite llegar a acuerdos, establecer una hoja de ruta amplia, cuyo objetivo sea el que anhelan los venezolanos, que es el cambio. Cualquier decisión que vaya a tomar la Unidad tiene que estar basada en eso, para poder rescatar la confianza. Sin eso, el pueblo oposirtor seguirá disperso, sin saber a quién seguir, con una gran desconfianza», dice Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos.
A su juicio, la oposición enfrenta su momento más crítico, «pero no pongo el acento en participar o no. Lo clave es que la hoja de ruta exista. La elección puede ser un punto en el camino que puede ser utilizado para acercarse más al objetivo del cambio, el inicio de la transición. La decisión de participar o no es mala si no forma parte de un plan».
–Juan Pablo Guanipa ha planteado tres escenarios: no participar, hacerlo para retirarse y generar un quiebre o competir e ir hasta el final. ¿Cuál puede ser la mejor ruta?
-Me parece que cualquiera de las opciones tiene gran potencia, si es bien manejado, si los pasos se dan de manera correcta. Las tres pasan por la confianza del pueblo opositor, porque son acciones que tienen que ser acompañadas por la gente y para eso tiene que creer en quien convoca. Si no hay respaldo del pueblo opositor, que la mitad tiene serias dudas, sus dudas son tales que ni siquiera quier movilizarse para ir a votar.
-¿Cómo está la MUD como marca luego del diálogo fracasado, con tiempo perdido, sin lograr el cambio y recibiendo fuego cruzado de varios francotiradores? ¿Su prestigio es recuperable?
-Durante el último semestre, la confianza en la MUD y su liderazgo comenzó a bajar de manera importante. En el último trimestre, la imagen recibió un golpe fuerte. Sin embargo se mantiene. La MUD sigue siendo la principal marca en la oposición, porque los partidos políticos están reducidos prácticamente a cero. Claro que es rescatable, pero para eso se necesita esa coherencia. Al definir ese mecanismo para lograr acuerdos y la gente saber quién está allí adentro, se marcan las líneas. Quien esté afuera simplemente no pertenece a esto. Eso no está tan claro en este momento. Ahorita quien sea que diga que quiere ser candidato, la gente lo asocia con la MUD, con la oposicion; es un solo paquete. Si se definen esos indicadores, la gente sabrá que esos fracotiradores son o no parte de esa infraestructura.
-Desde diciembre hemos visto encuestas que muestran a Leopoldo López y Henrique Capriles encabezando preferencias. ¿Cómo están los liderazgos en la opinión pública? El Nuevo Herald publicó que María Corina Machado tiene el favoritismo, según un extraño sondeo. ¿Qué sale en estudios de Delphos?
-En el caso de Leopoldo y Capriles la gente sabe que están inhabilitados y eso les resta pronunciamientos. Sin embargo, cuando se mete a todas las posibilidades, incluyendo inhabilitados, en encuesta sobre primarias, ellos dos siguen marcando números interesantes, junto con Henri Falcón. Sin inhabilitados, Falcón pasa a ser la primera opción. María Corina Machado aparece bastante abajo, es una de las últimas opciones para el pueblo opositor.
-¿Cómo están las preferencias por dirigentes como Andrés Velásquez -que ya manifestó negativa a participar-, Claudio Fermín y otros que son considerados precandidatos?
-Salen bastante bajos. No tienen proyección en este momento. Sería diferente si hay campaña por primarias y ellos salen. Lo importante es que cuando se estudia a cada uno de los posibles candidatos en un escenario cara a cara con Maduro los números son bastante cercanos. Es decir, no hay una ventaja amplia, aunque todos los casos es clara a favor del opositor. Eso pasa por la abstención dentro del bloque opositor que es importante, y eso hace que esos puntos por encima que pudiera tener cualquier oopositor no estén allí reflejados. Por eso es que, y repito, el gran reto de la oposición es rescatar la confianza de esa parte opositora que está desesperanzada y desactivada, bien sea para participar en las elecciones o para no hacerlo.
-Nos cuenta una fuente de Voluntad Popular que una encuesta reciente de More Consulting, que ellos ordenaron, muestra cómo «cualquier candidato unitario» le ganaría a Maduro por incluso el doble de los votos. ¿En Delphos aparece algo así?
-Sí, cuando preguntas sin poner nombre las personas pueden pintarse en su cabeza cualquier persona, sin reservas. Ese es el deseo de que exista un candidato opositor. Cuando le pones nombres es cuando baja. La gran aprehensión de salir a un proceso electoral donde consideras que todo está escrito, te desanima. Eso es lo que hay que vencer.
-Unos números como estos darían mayor oportunidad a un candidato extrapartido, un outsider, incluso un «desconocido»?
-Si llega a existir, por ejemplo el nombre de Lorenzo Mendoza que sale espontáneamente desde hace algún tiempo, rompería con una de las dos barreras que existen para la participación, la activación -que no es solamente salir a votar- que son la desconfianza en el sistema electoral y en el liderazgo. Con la figura de Lorenzo Mendoza, una parte importante de ese votante que piensa abstenerse habla de participar. La barrera de liderazgo quedaría salvada y continuaría la de confianza, que se podría manejar.
-Eso solo ocurre con Lorenzo Mendoza?
-En este momento solo con él, pero ocurriría con cualquier outsider que le gustara a la gente. Hasta ahora, Mendoza es el nombre que empezó a salir de manera espontánea hace año y medio y al consolidarse comenzamos a medirlo con nombre y apellido. Sin lugar a dudas, él sí cristalizaría esa activación del voto opositor.
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