Mujeres venezolanas encuentran en la costura oportunidad de inclusión en Colombia
De acuerdo con datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados, Acnur, 89 millones de personas en el planeta se vieron obligados a abandonar sus lugares de origen debido a la persecución, conflictos, violencia o violaciones a los derechos humanos que alteraron gravemente el orden público
Mujeres venezolanas y colombianas se reúnen en un taller de costura ubicado en el barrio Santa Fe, en el centro de la capital colombiana, para bordar distintas prendas de vestir para familias de escasos recursos y, otras, para transmitir mensajes contra la xenofobia.
Una de ellas es Nancy Querecuto, quien contó que llegó hace cuatro años a Bogotá, en un recorrido de más de 500 kilómetros a pie desde Cúcuta, junto a su hijo, sin nada que comer y solo con la esperanza de que en Colombia iba a encontrar una mejor calidad de vida.
«Nunca llegué a pensar que al llegar aquí iba a agarrar una máquina, venía mentalizada en trabajar pero no sabía de qué, porque yo en mi Venezuela era cocinera, y aquí yo pensé en un principio hacer el trabajo como antes, de cocinera, pero después me brindaron este curso de costura, aprendí y aquí estoy, es lo más bonito, es lo que más me gusta, la costura», comentó a la Voz de América.
En los últimos años, Nancy asegura que se ha dedicado a trabajar en erradicar la discriminación y la xenofobia con sus obras textiles, en lo que ellas llaman «el parche costurero».
«Aquí nosotros hemos hecho cuatro vestidos que los hemos llevado a exposiciones. El primer vestido que hicimos fue el ‘vestido de los sueños’, que fue el de las banderas. Ese vestido tiene dos significados: los sueños y el mensaje contra la no xenofobia, porque si a Colombia y Venezuela lo único que las separa es un puente nosotros debemos ser hermanos», cuenta.
«Nos han enseñado muchas cosas, hemos encontrado tanto amor hacia los personajes que están aquí que nos han enseñado muchas cosas bonitas, cursos y otras cosas hemos aprendido aquí en este parche. Para mí significa todo», agrega.
Daylin Arroyo, también es una venezolana con más de tres años integrando El Parche Costurero de la fundación Procrear, está mujer cuenta que también afrontó varias dificultades para salir de Venezuela por la falta de documentación para poder sacar sus hijas con las que pasó hambre en su recorrido en autobús hasta Bogotá.
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«Salimos de allá sin comer en todo el camino porque era justo lo del pasaje. Sin los documentos de mis hijas tuvimos que pagar de más para que no nos pidieran los documentos», explica.