Mundial de desayunos le subió la llama al símbolo de identidad más exitoso: la arepa

Después de un mes de eliminatorias, interacciones, debates socioculturales, impulso de marcas, comandos de campaña liderados por celebridades y hasta batallas simbólicas con matices geopolíticos, la arepa reina pepiada y el pan con chicharrón se disputan para ser el campeón del famoso Mundial de Desayunos, una idea viralizada por el streamer Ibai Llanos que le puso el gancho a una audiencia de millones de personas a través de su símbolo de identidad más poderoso: la comida
El 15 de agosto, en sus distintos perfiles en redes sociales, el famoso streamer español Ibai Llanos prendió una llama que empezó a cocinarse a fuego lento: Ibai mostró un tablero vacío con la conocida estructura del fútbol basada en octavos, cuartos, semifinales y dos casillas a llenar frente a frente con quienes serían los finalistas de un peculiar torneo, esta vez sin equipos ni jugadores. Los protagonistas eran platos de comida, y no cualquier comida, sino nada más y nada menos que el rey de los tres platos: el desayuno.
Así, en apenas un mes, y con una audiencia cautiva en el bolsillo que supera los 15 millones de personas, Ibai Llanos puso a competir el corazón y el estómago de una decena de países, que a punta de sazón se fueron decantando hasta llegar al orgullo de Latinoamérica, más específicamente de Sudamérica: su cocina.
Vecinos con historia se vieron las caras en las semifinales que cerraba la oferta entre Bolivia, Venezuela, Chile y Perú, que definieron una batalla simbólica y cultural en la que sus mejores guerreros sacaron a relucir lo bueno -y también lo feo- de un fenómeno viral en redes sociales.
Allí despuntando como una estrella en cada ronda, estaba la arepa, en su versión reina pepiada, nuestra nueva vedette, que ha viajado junto a cada budare que los más de 7 millones de venezolanos de la diáspora han ido regando por el mundo.
El desayuno es la comida de las entrañas, la de la casa, la más importante del día, la indispensable y también la más humilde, la que resguarda la identidad», define la antropóloga Ocarina Castillo, investigadora y académica apasionada en buscar la raíz histórica y cultural de la gastronomía.
«La arepa es nuestro símbolo más exitoso. Porque la identidad va más allá de la nacionalidad y por eso nos aferramos y lo defendemos», dice Castillo.
Lo que parecía una publicación más de Instagram, Youtube o TikTok, se convirtió en una interacción con matices geopolíticos y comerciales en los cuales marcas, empresas, instituciones gubernamentales, diputados, senadores, figuras del espectáculo, cantantes, deportistas, celebridades de todo tipo y hasta presidentes salieron como miembros de comandos de campaña que impulsan el voto, que aunque es un tema sensible para los venezolanos, esta vez solo defendía a la fuerte candidata: la arepa reina pepiada versus el pan con chicharrón.
Venezuela no se enfrentaba a cualquier contendiente: en todas las fases eliminatorias, la votación de Perú había alcanzado récords de participación que sumaban más de 10 millones de votos. Y como no, si estamos hablando de una de las primeras naciones que configuró su Marca País gastronómica a finales de los 80 y la consolidó desde la década de los 90. Con mi cocina no te metas, dicen los peruanos.
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Al mismo tiempo la interacción de la audiencia prendió su propio fuego: relatos de xenofobia mostraron las grietas sociales que persisten contra la migración criolla, precisamente al ser Perú el segundo país receptor de venezolanos, con más de 1 millón 600 mil que han emigrado en la última década.
«La comida es cultura. Todos tenemos mitos y símbolos en el que nos reconocemos porque eso nos explica históricamente. El solo olor de la comida nos lleva a nuestra casa y la diáspora no es algo alegre, es heroico, pero doloroso tanto para los que estamos adentro como afuera», narra Ocarina Castillo.
«Por eso nos aferramos a esto que es un juego, pero es que tenemos que aferrarnos a las fugacidades porque la realidad que no es tan fugaz, resulta muy dura», dice.
Para completar el ánimo, esta peculiar épica en redes sociales coincide con una Venezuela que está en medio de otra pérdida colectiva: despedirse del otro Mundial, el de la honra. El sueño del Mundial de Fútbol que se le aleja de nuevo a toda una generación.
«Necesitamos esta alegría», se repetía la idea en diferentes comentarios de usuarios en redes sociales. Con algo de ironía y mucha resignación, el resultado de 6 goles a 3 que dejó el partido entre la Vinotinto y Colombia fue un golpe a las costillas del ánimo nacional. Pero la arepa siguió en la batalla y las votaciones han merecido un empate técnico en las tres plataformas que suman los votos.
«Es que somos muy competitivos y nos caracteriza la idea del todo o nada», dice desde la antropología Ocarina Castillo. «Esto es como el Miss Universo: aquí mandamos a la más bonita. Porque si somos honestos, la reina pepiada es una competidora que muestra el artificio: es atractiva, llamativa, tiene una historia buena que contar por su nombre, pero esa no es la arepa que nos desayunamos en nuestras casas. A la arepa le pasa como nos pasa a las mujeres que salimos al mundo y todos esperan que seamos como las Miss Universo. Y en realidad, las mujeres más bonitas de Venezuela son las que andan para arriba y para abajo, las que hacen mercado, las que resuelven el día a día. Somos como una arepita con queso, que no es tan llamativa como la reina pepiada, pero es la que nos alimenta cada mañana».
Por eso Castillo recuerda que aglutinarnos alrededor del símbolo de identidad es lo importante. «De lo contrario nos vamos a volver a despechar, nos vamos a sentir con seis goles en contra otra vez».
Y si la votación que casi cierra en empate técnico, finalmente corona al pan con chicharrón como campeón mundial de los desayunos, en el corazón de los venezolanos la arepa triunfó porque «se internacionalizó y sin duda es nuestro símbolo más exitoso».