Murió preso de la cárcel de Uribana tras sufrir una crisis convulsiva
Los padres del detenido en Uribana esperaban el cuerpo de su hijo a las afueras de la morgue del estado Lara porque para trasladar el cadáver hasta Ospino, estado Portuguesa, les pedían 120$
Luis Antonio Rojas Rodríguez, de 24 años de edad, comenzó a convulsionar y cayó desmayado frente a sus compañeros del módulo 7 del Centro Penitenciario David Viloria, conocido como cárcel de Uribana.
El lunes 30 de agosto fue trasladado en estado de inconsciencia hasta la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, estado Lara. Horas después su madre recibió una llamada donde le informaban que el muchacho estaba muy mal de salud.
Abigail Rodríguez, quien reside en la comunidad Agua Linda, del estado Portuguesa, hizo maletas y por varias horas caminó hasta la población de Ospino, para conseguir un transporte y trasladarse hasta el estado Lara.
Según una nota de prensa del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), Rodríguez relató que al llegar al hospital encontró a su hijo en una cama e intubado. “Mi muchacho estaba como muerto, no reaccionaba”.
Luis Antonio Rojas estuvo custodiado por funcionarios del Ministerio de Servicios Penitenciarios, pero la institución no respondió por los insumos y exámenes que necesitaba el preso de Uribana.
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Rodríguez tuvo que conseguir dinero prestado para poder hacerle exámenes de laboratorio y también le pidieron una tomografía, pero como el tomógrafo del centro asistencial no sirve, en una clínica el costo era de 40$, más el traslado en ambulancia que sumaba 70$, junto a la lista de medicamentos.
“Yo solo pude reunir para la tomografía, no llegue a conseguir el dinero para su traslado y mi muchacho no aguantó y se me murió”. Luis Antonio Rojas falleció la mañana del 2 de agosto, según informaron los familiares al equipo de OVP.
La madre del detenido relató que su hijo duró cinco años en Uribana, estaba penado y tenía una condena de 10 años, la cual fue reducida. En las últimas jornadas judiciales su expediente fue revisado y estaban en espera de los cómputos para recibir una medida humanitaria, pues Luis Antonio antes de ser detenido tuvo una intervención quirúrgica en el cráneo y posterior a ello padecía de crisis convulsivas.
Luis Antonio tomaba ácido valproico, medicamento que evitaba las convulsiones, pero desde hace tiempo a su madre no le permitían que lo ingresara, lo único que le dejaban pasar al penal era ibuprofeno para calmar los dolores de cabeza que eran constantes.
Rodríguez contó al OVP que su hijo comía, gracias a lo que ella le llevaba cada quince días. Cuando estaba en el módulo 6, la madre procuraba llevarle pan y ciertos alimentos para rellenar, eso le duraba al menos cuatro días y entre pasaje y comida gastaba alrededor de 50$.
No obstante, tenía dos meses que no visitaba a su hijo porque lo habían cambiado al módulo 7 y los días de visita eran otros.
La madre manifestó que “esos pobres presos son engañados con la comida, comen agua de frijoles y cuando les dicen que les van a dar avena es solo un vaso de agua con azúcar”.
Los padres de José Antonio Rojas esperaban el cuerpo de su hijo a las afueras de la morgue del estado Lara y solo para trasladar el cadáver hasta Ospino, estado Portuguesa, les pedían 120$ o conseguir 80 litros de gasolina con un costo de 60 a 80$.