Neurocirugías avanzan en el país con nuevas técnicas por electrodos
El monitoreo por electrodos en neurocirugías no es nuevo en Venezuela, pero en el Grupo Médico Santa Paula se sumó el monitoreo a través de electrodos en el tubo orotraqueal, para vigilar el nervio que ayuda a las personas a tragar sin ahogarse. Esta técnica permite al paciente menores secuelas neurológicas tras salir de la cirugía. Al menos 15 especialistas participaron en una operación para eliminar un tumor en la fosa posterior del cráneo, encabezada por la neurocirujana Andreína Acevedo
La innovación médica en Venezuela no se limita al campo de la investigación. Recientemente, un grupo de neurocirujanos utilizó un tipo de electrodos específicos, por primera vez en el país, para operar un tumor a un paciente en la base posterior de su cabeza.
La doctora Andreína Acevedo, neurocirujana fellow en cirugía de base de cráneo, lideró el equipo que utilizó por primera vez electrodos en el tubo orotraqueal para disminuir las secuelas neurológicas en una operación en la parte posterior del cráneo.
La intervención se realizó en el Grupo Médico Santa Paula el pasado 3 de febrero. El paciente fue un hombre de 45 años que se dedica a la orfebrería. Sus familiares se dieron cuenta de que «algo no andaba bien» debido a que había perdido coordinación, se iba hacia los lados y además sufría dolores de cabeza recurrentes.
Tras la evaluación médica se le detectó un meningioma petroso posterior, es decir, un tumor en la fosa posterior del cráneo que era abordable.
Las operaciones de base de cráneo son cirugías complejas que tratan tumores o malformaciones vasculares que tienen asiento en la fosa posterior del cráneo. En esta parte se encuentra el cerebelo y el tallo cerebral, este último conecta el cerebro y los centros superiores cerebrales con la médula espinal y los órganos efectores.
También en el tallo cerebral están los centros cardiorrespiratorios que van al pulmón, al corazón, entre otros puntos.
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Este tipo de cirugías tampoco son convencionales porque se necesitan instrumentos específicos. Incluso la anestesia que se provee a estos casos es distinta a la de otras intervenciones.
El paciente, explica la doctora Acevedo, también fue operado en una posición poco convencional que es la semi sentada, «para disminuir el sangrado durante la cirugía (…) Igual el paciente tiene que ser evaluado antes por un cardiólogo para saber las competencias de su sistema arterial y si se puede operar semisentado durante tantas horas».
Uno de los riesgos de esta intervención quirúrgica es que el paciente tuvo una cirugía cerebral a los cinco años de edad, que le dejó algunas secuelas a largo plazo en el habla. Otro punto importante es que tiene un implante coclear, un dispositivo electrónico que tiene un imán y que ayuda a las personas a oír.
«Gracias a Dios, 40 años después podemos ofrecer a esta familia una mejor solución (…) No es solo el potencial humano que todavía está en Venezuela, que quiere impulsar la salud en nuestro país, sino la infraestructura del Grupo Médico Santa Paula que nos permitió hacer esto», señala la doctora Acevedo.
Si bien el uso de electrodos como piezas de monitoreo en operaciones no es algo novedoso en el país, sí lo es el uso y colocación de un electrodo en el tubo orotraqueal (que provee de oxígeno a la persona durante una intervención quirúrgica).
«El monitoreo electrofisiológico viene dándose en Venezuela en los últimos años. Son muy pocos especialistas quienes lo realizan porque requiere un estudio complejo donde se monitorizan potenciales motores sensitivos y reflejos en el paciente durante la cirugía mientras esté durante los efectos de la anestesia», dice la neurocirujana.
En resumidas cuentas, explica la doctora Andreína Acevedo, se hace monitoreo a la intensidad del voltaje de los órganos efectores en tiempo real.
El electrodo que se pone en el tubo orotraqueal avisa al equipo médico si los nervios que van a la laringe y cuerdas vocales están indemnes y se puede quitar el tubo apenas se termine de operar. Usualmente, en estas cirugías la persona sale con el tubo, sedado, y va a terapia intensiva las primeras 48 horas para luego proceder a quitarle la respiración asistida.
«Esto fue posible gracias a un equipo médico de al menos 15 especialistas. Intervinieron seis neurocirujanos altamente calificados, dos neuroanestesiólogos, especialistas en instrumentación neuroquirúrgica, una neurólogo electrofisióloga, intensivistas y fisioterapeutas», recuerda la doctora Acevedo.
La neurofisióloga Thair Moreno, especialista en neuromonitoreo intraoperatorio, formó parte del equipo. Se formó en Brasil durante el último año y regresó al país con este tipo de electrodos.
Durante la cirugía no solo se ocupó el electrodo en el tubo orotraqueal, sino que hizo un electroencefalograma continuo para medir el funcionamiento del cerebro y la profundidad anestésica.
La especialista comenta que no solo ven «los estudios electrofisiológicos periféricos sino también a nivel central donde están los potenciales somatosensitivos, evocados visuales, auditivos (…) Este electrodo es el más sensible y más específico» para este tipo de cirugías.
En esta operación, el paciente pudo extubarse sin tener reflejos y salió hablando a terapia intensiva después de una operación de ocho horas.
La doctora Andreína Acevedo insiste en los beneficios de este tipo de cirugías. «Aunque yo no vea, con el monitoreo les permite decir que hay nervios cercanos o algún punto a no tocar, que hay ciertas partes del tumor que no se pueden quitar. Con una cirugía macroscópica podemos incluso resecar algunas partes pero no tenemos certezas de evitar secuelas posteriores al paciente».