Ni padrinos ni madrinas: Más centralización a lo Gómez, por Beltrán Vallejo
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La descentralización, aquella que comenzó a caminar durante el inicio de los años 90 en Venezuela, está enterrada, y ni flores ni velas le colocan sobre su tumba. La Federación, la antigualla de la expresión aquella de “Dios y Federación”, sólo es contenido memorístico de aburridos libros de historia al lado de Zamora y de Falcón.
Ese término llamado descentralización está cada día más anémico en una Venezuela que es un conuco, no una sociedad moderna. La patria venezolana es un cuartel, pero el más pretoriano que se conozca en Sudamérica actualmente; aquí es «ordene y obedezco».
Se fueron alguna vez los “protectores”, pero retornaron ahora con el nombre de “padrinos y madrinas”, sin tener que ver esto último con igualdad de género. “A confesión de parte, relevo de pruebas”: el camarada Nicolás, en una rara laguna mental democrática, como si le hubiese entrado un espíritu, dijo alguna vez lo siguiente después de las elecciones del año 2021:
“A partir de estas elecciones, creo que lo mejor es que, gane quien gane, le toque el gobierno en su estado y en su municipio. Vamos a eliminar esto que hemos denominado protectorado, por estado y municipio. Que gobiernen y punto. Vamos a ver que tal les va”; ¿se dan cuenta por qué les digo esto de a confesión de parte? También es cierto que ahora esta figura es extensiva a todos los gobernadores, sean del PSUV o de filiación distinta y antagónica a esa organización.
En el caso de esos gobernadores Manuel Rosales en el Zulia, Galíndez en Cojedes, el Garrido en Barinas y el Morel en Nueva Esparta, además de manejar gobernaciones con presupuestos cercenados, con competencias arrebatadas, acosados por doquier, aguantando las calamidades generadas por la corrupción, la indolencia y la incapacidad que emanan de Miraflores, de las alcaldías maduristas, de los parlamentos maduristas, de los ministerios maduristas y demás organismos que les compete el colapso del sistema eléctrico, la tragedia de los hospitales, la guillotina de las carreteras, el vandalaje de los organismos de seguridad, y la desgracia del sistema educativo, pues ahora tendrán que calarse también a estos señorones o señoronas que vienen de ministerios o vicepresidencias con recursos, poderes y oropeles que en las entidades regionales no debieran estar en sus manos, sino en las manos de esos opositores que ganaron en buena lid y que hicieron que el PSUV mordiera el polvo de la humillación y del ridículo como en el sonado caso de la repetición de las elecciones en Barinas.
Ahora yo me pregunto, ¿Delcy Eloína no está suficientemente ocupada con sus roles de vicepresidenta de la república y de ministra de Economía, Finanzas y comercio exterior, para que ahora vaya a amadrinar al estado Bolívar? ¿Es que está pasando algo muy importante o delicado por allá para que la estén comisionando a que se asome directamente, y no es precisamente para deleitarse con el queso guayanés? ¿La señora Delcy o Maduro no creen que el tema económico nacional merece precisamente de esta señora una mayor atención las 24 horas al día y los 365 días del año para que ahora le agreguen otra responsabilidad? Por eso es que estamos como estamos en materia económica, y que las sanciones de occidente no es el origen estructural del desbarranco del modelo estatista de nuestra economía.
Y vean a Padrino López, nuestro flamante ministro de la Defensa, ahora también de “padrino” en Barinas. Yo creía que este señor se estaba preparando en cada momento en la defensa de nuestra soberanía en el Esequibo, para que ahora tenga tiempo de visitaderas en Barinas.
Yo veo medio pertinente que el flamante ministro de Energía eléctrica, Néstor Reverol, sea padrino del Zulia; no obstante, la problemática del servicio eléctrico impera en todos los estados, empeorado con estos tiempos de sequía, para que también este sujeto alardee de padrinazgo en una entidad que no quiere mucho a Maduro, por cierto.
Por eso es que el gobierno de Maduro es como es: un salón de la justicia, pero bizarro, donde los superhéroes son más bien supervillanos por su incapacidad, burocratismo, centralismo, ineptitud, corrupción y caporalismo; interprétese esto último como caporal o capo, como mejor le guste a mi lector interpretar.
¿Usted cree en verdad, señor Maduro, que con estos padrinos va a ganar votos en esas entidades? ¿Usted no cree que más bien su imagen va a empeorar, señor Maduro?
Termino socarronamente diciéndole a mi amigo a la distancia, el gobernador del Estado Sucre Gilberto Pinto, que usted no va pal baile; como que ya le colocaron su sustituto.