No hay firmas anuladas, por Teodoro Petkoff

Autor: Teodoro Petkoff
El referéndum revocatorio constituye una solución democrática en la medida en que la limpieza y la transparencia del proceso de verificación de las firmas que lo solicitan sean inobjetables y ninguna de las partes involucradas en él pueda hacer reclamos plausibles.
A lo largo de esta semana hemos insistido en que los rectores del CNE deben estar muy atentos a lo que está ocurriendo en las salas técnicas de revisión porque allí, de acuerdo con distintas informaciones, se estarían produciendo manejos de dudosa pulcritud.
Queremos reiterar que, tal como lo demuestra la experiencia, para los directivos de una organización piramidal, ubicados en el penthouse de ella, no es fácil saber bien lo que ocurre en la planta baja ni en los sótanos, de modo que advertirles que estén muy mosca no es ocioso.
Pues bien, hoy vamos a sustanciar un poco más las aprensiones que tenemos. El CNE recibió y registró en su secretaría 384.966 planillas para el RR presidencial. En el proceso de verificación que se adelanta han sido colocadas “en observación” 75.299 de ellas. Esto no significa, como erróneamente han informado algunos medios, que hayan sido invalidadas o anuladas, ni significa que TODAS las firmas que están en esas planillas serían desconocidas, sino sólo aquellas que se confirmen como irregulares. Pero lo curioso es cómo se llegó a tan elevado número de planillas objetables, que representan el 19,56% del total. El orden de verificación ha sido el alfabético: se comenzó por Amazonas y se terminó por Zulia. Pues bien, en los primeros 13 estados, desde Amazonas hasta Lara, el promedio de planillas “en observación” es de 5,67% . En los siguientes 10 (sin incluir Zulia, que no había sido terminado), el promedio de planillas “en observación” da un brinco de canguro y alcanza un astronómico ¡45,78% ! (Ver página 2, donde se presenta el cuadro estado por estado.) Un mal pensado (piensa mal y acertarás) no podría dejar de imaginar que cuando se llegó a los primeros 13 estados con un promedio tan bajo de planillas “en observación” (6 de cada 100) la patraña del “megafraude” se desplomaría, de modo que, vaya a saberse por arte de quién, de allí en adelante se comenzó a colocar “en observación” prácticamente una de cada dos planillas. Esto, obviamente, es tan anómalo que no puede pasar desapercibido ni para los rectores ni para nadie. Trece estados constituyen la mitad del total, de modo que conforman una muestra enorme del universo a considerar.
No se necesita ser Einstein para inferir que si en la primera mitad de los estados el promedio de planillas a observar es de 5,67%, ese promedio estadístico no puede ser 8 veces mayor en la segunda mitad del universo considerado.
Insistimos, estas planillas no han sido anuladas. Ahora pasan al Consejo Técnico Superior y a la Sala de Control de Calidad, donde se debe determinar si tienen pertinencia o no las razones para haberlas colocadas “en observación”. Además, una planilla objetada no significa que todas las firmas allí estampadas serían invalidadas sino, eventualmente, sólo aquellas que dieron pie para la objeción.
Pero, de todos modos, la anomalía que percibimos habla de una posibilidad de quiquirigüiqui que las instancias superiores del CNE, en particular los rectores, no pueden dejar que cuaje.
Viendo la cosa desde el lado opuesto, si 19,56% (20% en números redondos) de las planillas (que no de las firmas, insistimos e insistimos, para que la comprensión del asunto sea racional y no paranoica) han sido cuestionadas, esto significa que 80% de las planillas pasaron el examen sin novedad.