No los reconocemos, y punto, por Beltrán Vallejo
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El señor Diosdado Cabello acaba de decir que quienes aspiren a participar candidaturalmente en las elecciones municipales, regionales y parlamentarias del año que viene deben reconocer los resultados del 28 de julio divulgados por el CNE. En caso contrario, se les prohíbe inscribir candidaturas.
Es obvio que esto debe ser respondido por las mayorías nacionales con la dignidad propia de una sociedad que se resiste a la ignominia y a la opresión. Yo por mi parte voy a decir lo que tengo que decir como simple ciudadano: ¡no reconocemos la mentira y la sevicia! No reconocemos que el cadáver de la democracia sea exhibido por instituciones venales. No reconocemos que ahora al crimen hay que llamarlo ley, y que al desorden hay que llamarlo paz. No reconocemos que a lo gangrenado que están las instituciones del Estado venezolano se le llame soberanía nacional. No reconocemos el olvido ni la hipocresía como normas sociales. Aquí, señor Cabello, no recocemos que el delito sea razón de Estado.
Y además, millones de venezolanos tenemos el derecho a disentir, consagrado esto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que ustedes, después que tanto la pregonaron y que la llevaron a una consulta soberana, tienen rato mancillándola. En ese librito tan ninguneado se plasma en su artículo 57 lo siguiente:
Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura.
Al respecto, las únicas prohibiciones para ser candidatos son las que están planteadas en esa misma constitución en su artículo 65:
No podrán optar a cargo alguno de elección popular quienes hayan sido condenados o condenadas por delitos cometidos durante el ejercicio de sus funciones y otros que afecten el patrimonio público, dentro del tiempo que fije la ley, a partir del cumplimiento de la condena y de acuerdo con la gravedad del delito.
Ese “prerrequisito” que usted saca de su chistera autoritaria, señor Diosdado Cabello, no se asoma ni en la Constitución, ni en la Ley Orgánica de Procesos electorales, ni en ninguna resolución del Consejo Nacional Electoral, ni siquiera en la Ley Orgánica del Poder Público Municipal. Pero no soy cándido; en materia de violación de la constitución y de las leyes, ustedes han hecho gala de una rigurosa normalidad. Si ustedes quieren convertir esa elección en un jardín de infancia del PSUV, ese es su peo, señor Diosdado. Si los únicos que pueden participar en esas elecciones son sus huestes, sus cómplices, sus barraganas, sus fariseos y la minucia alacranática, pues ese es su problema.
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En la Venezuela honesta y que resiste los embates de la tiranía y la opresión, nadie va a pasar la página de lo que sucedió el 28 de julio, porque esa fecha tiene una tremenda connotación histórica y que marca el destino democrático de la sociedad venezolana, y que tiene hasta un impacto geopolítico porque inclusive en este mundo oscurecido por la barbarie todavía hay momentos para que pueblos enteros evidencien su gallardía en eso de enfrentar el continuismo de regímenes que arremeten contra los derechos humanos y que frenan el progreso.
El 28 de julio el pueblo de Venezuela derrotó electoralmente a Nicolás Maduro, y eso no se podrá ocultar jamás. Lo que sí está oculto por ustedes, señor Diosdado, es el resultado electoral mesa por mesa y centro por centro, unos resultados desglosados ya sea por la página Web del CNE (que por lo que vemos quedó “eternamente” hackeada) o en Gaceta oficial o por cualquier otro canal del Estado, además de que no se hicieron las auditorías de rigor, tal como lo establecen las leyes y normativas; incluso, hasta desacatando el dictamen de su propio TSJ filibustero que ordenó la publicación pormenorizada de los resultados electorales. La verdad es rebelde y terca, señor Diosdado.
Y de paso digo que no estoy adelantando un debate instrumentalizado o subalterno sobre ese escenario de las futuras convocatorias electorales. Lo que sí estoy manifestando es que usted ni nadie de los caporales de su régimen son quien para decirle a la sociedad democrática lo que tiene que hacer en materia de luchas no sólo políticas, sino también las sociales y las que se planteen en los demás frentes que se abran para mantener vivas las ganas de cambio, el ideal democrático y la dignidad de todo un pueblo.
Beltrán Vallejo es Licenciado de la Escuela de Humanidades y Educación de la UDO.