No soy religioso, ¡pero viva José Gregorio Hernández!, por Beltrán Vallejo
Yo no sé nada de eso de “beato”, pero lo que sí sé y siento es que el pana José Gregorio Hernández no sólo es tema de la espiritualidad venezolana en lo que corresponde a su idiosincrasia y a sus sentimientos más bellos como pueblo, sino que también ahora asumió un rol mundial en los escalafones del catolicismo; y aunque no soy religioso en eso del Vaticano, soy un venezolano que entiende lo importante que es este personaje precisamente en estos tiempos en que mi país está copado por las tinieblas, y necesita aunque sea un rayo de luz para vivir dignamente.
¿Cuál es el peso de los significados que tiene José Gregorio, entendiendo que él es una bella propiedad de millones de venezolanos de ayer, de hoy y del futuro, indudablemente? Puedo responder que el José Gregorio que valoro es la mayor contradicción que existe con esta Venezuela donde el conocimiento científico es ninguneado, invisibilizado, desguarnecido, derruido; aquí la Ciencia no es tema para nada en esta sociedad donde la voz del “saber” lo tiene un gorilato, como por ejemplo un Diosdado Cabello que insulta a la Academia de Ciencias por vislumbrar científicamente la tendencia en crecimiento del coronavirus, cuestión que en este final de mes de junio se evidencia que esa institución tenía cabal razón.
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En el año de 1891, José Gregorio vuelve de sus estudios en Francia con un equipo de laboratorio para instalarlo en la Universidad Central, iniciando allí la cátedra de Histología Normal y Patología, Fisiología Experimental y Bacteriología. Vean entonces mis lectores como la espiritualidad y la Ciencia se unieron en este profesional de la medicina; él combinó fe con conocimientos científicos; ¡esto es asombroso!
Así como era solidario con los enfermos pobres, también introduce en Venezuela la técnica de estudios de tejido y el cultivo de microbios, y enrumba la experimentación fisiológica aquí. Este hombre congenió la espiritualidad con la Ciencia, limando las asperezas entre esos ámbitos planteados como contradictorios. José Gregorio utilizó la Ciencia para reconciliarla con la fe y la bondad.
¿Esto es importante para la Venezuela de hoy? Pues sí; esto es urgente resaltarlo en una sociedad donde no hay Ciencia y no hay fe; donde solo impera la maldad, el egoísmo, el individualismo y el crimen desde las máximas esferas de un poder oprobioso en Miraflores y ramificado en ciudades y pueblos sin ciudadanos y sin calidad de vida.
Tan grande es José Gregorio, que perfectamente siento que hay miles de José Gregorios en los buenos profesionales de la medicina que arriesgan su vida y aportan sus conocimientos en cada hospital centinela que lucha contra el coronavirus en estos momentos en Venezuela, como también hay un José Gregorio en ese médico venezolano que está en Chile luchando contra el covid-19, como hay un José Gregorio en ese médico venezolano que está en los hospitales de Colombia, en los centros médicos del Perú, que está ayudando a sus colegas en Ecuador; hay José Gregorios en hospitales de Madrid y Barcelona; hay José Gregorios en Nueva York y en Florida.
Son los José Gregorios de Venezuela, y los amamos fuertemente, y por ustedes no debemos de dejar de luchar para que vuelvan y hagan grande también la salud de su país.
Si José Gregorio Hernández es ahora un tema celestial, pues el pueblo venezolano tiene a como dé lugar que ponerse a la altura de este candidato a santo, buscar la salida de su sufrimiento, abrazar al prójimo y unirse como pueblo.
¡Carajo¡ Viva José Gregorio Hernández.