No todo lo que brilla es oro, por Jorge Alejandro Rodríguez M.
Twitter: @madrugonazo
Una primera y fugaz mirada a Google o Wikipedia sobre las denominadas Zonas Económicas Especiales (ZEE) le puede crear a cualquier lector descuidado, ni que decir a algún político irresponsable e interesado, la percepción de que ha conseguido la solución para la tragedia económica que padece Venezuela.
Cuando se ven algunas estadísticas con el total de inversiones logradas por algunas de estas zonas, la cantidad de empleos y otros indicadores, es fácil ser presa de esta primera impresión para cualquier venezolano corriente que las observe. Un político taimado, con intereses subalternos como los de congraciarse con el poder, léase congraciarse con Miraflores y obtener prebendas, lo que se llama “tirame algo” en lenguaje popular, va a conseguir en algunos de estos guarismos una rica fuente para encubrir el daño que se le hace a la república. Analicemos el asunto.
La mayoría de las ZEE identificadas por la Unctad (Comisión de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo) en su informe de 2019 se encuentran en países totalitarios, con China a la cabeza o con un déficit democrático muy elevado.
En 2017, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluyó que «persisten los problemas [en las ZEE] en la protección de los principios y derechos fundamentales en el trabajo, en particular la libertad de asociación y la negociación colectiva, y la igualdad de género» y que «también son comunes otras violaciones de los derechos de los trabajadores, especialmente en lo que respecta a las horas de trabajo y la seguridad y la salud.»
La mayoría de los países con programas de zonas han ratificado los convenios pertinentes de la OIT, sin embargo, algunos países han seguido «una estrategia de bajos salarios para el desarrollo de las zonas francas industriales, donde la legislación laboral no se aplica o no se hace cumplir» (OIT, 2017).
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Las encuestas de la OIT siguen informando de casos de horas extraordinarias no remuneradas, trabajo nocturno no remunerado y falta de seguridad social.
En un entorno con una precaria institucionalidad como el de Venezuela es fácil imaginarse lo que ocurrirá en este aspecto.
Al final los salarios y las prácticas laborales dependen del entorno y de las industrias y actividades económicas predominantes en las zonas. Los incidentes más citados se han asociado generalmente a las zonas que albergan operaciones manufactureras de bajo valor añadido como las que en principio se promueven en Venezuela.
Sobre las catastróficas consecuencias medioambientales es quizá ocioso detenerse en ellas dada la experiencia de primera mano que tenemos en Venezuela con una “especialísima” ZEE, la correspondiente al Arco Minero. Pero existe suficiente literatura que aborda el problema general de las malas prácticas medioambientales en las zonas económicas especiales desde hace tiempo.
Un ejemplo citado frecuentemente es el de las maquiladoras mexicanas. Su rápido crecimiento provocó una contaminación del aire y de los residuos que se convirtió en un peligro para la salud de las poblaciones cercanas. La escasa capacidad de control y aplicación de la ley de parte del estado mejicano agravó el problema. Los programas de ZEE de muchos países han causado importantes problemas medioambientales que en la Venezuela de “fiesta en los tepuyes” podemos ya vislumbrar.
El rendimiento de las ZEE depende tanto de factores externos como de factores internos que pueden ser controlados por los gobiernos y los promotores de las zonas. Entre los factores externos se encuentran la fuerte competencia por la inversión internacional y los cambios en el entorno político, así como la modificación de las preferencias comerciales a través de los tratados de comercio entre naciones o bloque de naciones.
Entre los factores controlables se encuentran la dirección estratégica de las zonas, el marco legal e institucional y las infraestructuras, servicios y beneficios ofrecidos a los inversionistas en las zonas. Los fracasos de las ZEE suelen estar asociados a problemas fundamentales, como ubicaciones desfavorables que requieren elevados gastos de capital o que están alejadas de las ciudades con suficiente mano de obra, que el suministro eléctrico sea poco fiable, un diseño deficiente de la zona con instalaciones o mantenimiento insuficientes, procedimientos administrativos engorrosos y/o estructuras de gobierno débiles o demasiadas instituciones implicadas en la gestión de la zona.
En estos aspectos resaltados por la Unctad, Venezuela, con récord mundial de apagones, escasez de combustible, problemas con el agua potable, salud, etc., es una irresponsabilidad pretender crear ZEE para unos pocos.
Acá no se trata de una legislación que sirva para evitar el atraso de una región del país, es muy al contrario, una legislación que pretende crear pequeños enclaves extranjeros mientras el resto mayoritario del país se hunde en la miseria.
Mediante leyes como la de las denominadas Zonas Económicas Especiales muchos gobiernos autoritarios, cuando no totalitarios en el más amplio y lamentable sentido, han beneficiado a sus élites a costa de los trabajadores y la sociedad entera de sus países, sujetos a trabajo semiesclavo y siendo extranjeros en su propia tierra.
En conclusión, o convertimos a toda Venezuela entera en una pujante zona económica especial o renunciamos a la posibilidad de progreso para nuestra sociedad.
Cada pago a abogados, corte, etc. Son 120 dólares americanos por interesado, mínimo 20 interesados. Escriban a @madrugonazo o a @maibortpetit para llevar la lista. El dinero recaudado se usará para el financiamiento de ayuda diaria al personal de salud en Venezuela. Excepto para ti Colette, para quien es naturalmente gratuita toda esta información y ya te he llamado para que la tengas.
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