Nos vemos el 23, por Naky Soto
“Sin duda el 23 de enero será un día de gran importancia para nuestra historia, pero no será el único, debemos entender que este camino para retomar el orden constitucional demanda muchas acciones y hay aún mucho por hacer”, escribió el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, repitiendo uno de los mensajes claves con el que han trabajado todos los diputados en los cabildos abiertos realizados a nivel nacional. La protesta permitirá darle dimensión a una causa legítima, no es “un día sin retorno” sino uno para reclamar la infamia de que sigan muriendo venezolanos por el proyecto personal de poder de Nicolás Maduro, aunque ya no tenga legitimidad de origen y jamás haya tenido legitimidad de desempeño. Un pequeño grupo opositor sigue reclamando la juramentación inmediata de Guaidó. Los argumentos son tan burdos que parecen redactados para bots del chavismo.
Sóbate el bigote
Luego de haber aceptado el viernes la invitación de Miraflores para reunirse con Nicolás, los embajadores de la Unión Europea se reunieron el sábado en la mañana con la Directiva de la Asamblea Nacional. Horas después, publicaron un comunicado en el que ratificaron las solicitudes ya realizadas por el bloque: respeto a la democracia; reconocimiento y respeto a la Asamblea Nacional; celebración de nuevas elecciones libres; liberación de todos los presos políticos y la urgente atención a las necesidades de la población, dejando la propuesta de establecer un Grupo de Contacto Internacional que ayude a “crear las condiciones para una solución política, democrática y pacífica”. La mañana del domingo, el Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, pidió a Europa unirse “contra el dictador Nicolás Maduro” que “solo genera hambre, pobreza y represión”.
Corrupto y agresor
Aprovechando el testimonio en Argentina del testigo Claudio Uberti, el periodista Daniel Santolo relata para Armando.info cómo Hugo Chávez y Néstor Kirchner usaron discrecionalmente fondos públicos venezolanos para operaciones cambiarias que les proporcionaron réditos millonarios, contando con el aval (entre otros corruptos) del exministro Rafael Ramírez, el mismo que escribió hoy: “Con Maduro no hay futuro. Su gobierno es inviable”, llamando a unirse al clamor para que se restablezca la Constitución; como un fiel aspirante a alguna amnistía. Salvo que su testimonio en el programa de la BBC Revolution in ruins: the Hugo Chavez story, lo resume mejor. Les dejo la frase: «Yo le di 100 mil millones de dólares al comandante», superando en escándalo a la doble acusación de Eva Gollinger: acosada sexualmente por un Chávez que, sugiere, consumía sustancias más fuertes que el tabaco. Menos mal que en Venezuela cuartel (como el de la montaña) es sinónimo de cárcel.
“¡Ya basta de minimalismo!”
Esa fue una de las más recientes consignas del usurpador y quizás atendiendo a su instrucción, Delcy Rodríguez ha ido convirtiendo su rostro en una pieza tan surrealista como su discurso; por eso este domingo calificó de fracaso los esfuerzos del Grupo de Lima y EEUU a favor de la restauración de nuestra democracia; aseguró que Nicolás no ha pagado (ni pagará) factura política alguna por su usurpación y prometió “sorpresas contundentes” y nuevas medidas económicas para “los próximos días”. Hasta el cubista José Vicente Rangel tuvo que hacer esfuerzos por seguirle la pista al ejercicio de solvencia de Rodríguez. En el mismo orden va la solicitud de Elías Jaua de «frenar la locura», considerando igual de grave: la amenaza de independencia del Gobernador del Zulia; que el Sebin apresara a Juan Guaidó; que se diga que el ELN está en Venezuela y que Guaidó se deje llamar Presidente encargado. A pesar del inventario de necesidades que enumera sin prurito, Jaua cree que se puede “parar la locura” si reconocemos al usurpador como Presidente y atendemos las necesidades que ellos mismos han agudizado. Pusilánime.
Un insulto y una fobia
La noche del sábado, durante un partido del Sudamericano Sub 20, el jugador chileno Nicolás Díaz insultó al venezolano Pablo Bonilla diciéndole «muerto de hambre». Esta no es la primera demostración de xenofobia en un terreno de juego y así lo prueban los testimonios de periodistas deportivos como Eumar Esáa. Nicolás Díaz publicó esta mañana una disculpa bastante cuestionable para excusarse. Pero mucho más grave fue que esa misma noche, ocurrió en Ibarra (Ecuador) el asesinato de una joven ecuatoriana, a manos de su novio venezolano, quien la apuñaló delante de un cerco policial. A pesar de que en 2018 hubo más de 70 femicidios en Ecuador cometidos por ecuatorianos, el presidente Lenín Moreno condicionó esta muerte a la nacionalidad de su victimario y pretendió minimizar el drama de la violencia estructural de género como un problema de inmigración, ordenando brigadas para controlar la situación legal de los venezolanos y advirtiendo la posibilidad de crear un permiso especial de entrada. Horas después comenzaron las agresiones contra venezolanos en Ecuador. Esto es grave, muy grave.
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El bolívar sigue perdiendo valor vertiginosamente y la aceleración del fin de semana ha sido abrumadora. La hiperinflación de buena manera precipita la necesidad de cambiar este desastre, de movilizarnos para denunciar lo insostenible, como corearon los usuarios del Metro de Caracas: “No quiero bono, no quiero CLAP, yo lo que quiero es que se vaya Nicolás”. El diputado Américo De Grazia reiteró esta noche la alerta sobre una supuesta sentencia del TSJ contra la Asamblea Nacional, pero con una importante modificación: ya no se trata de declararla en desacato sino de legitimar la directiva del 2016, con Ramos Allup al frente, para intentar dividir a la oposición. Dice De Grazia que la desconocerán.