Nos vienen mintiendo, por Rafael Antonio Sanabria Martínez
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Desde 1830 hasta el presente, la historia política de Venezuela sigue siendo la misma, lo único que ha cambiado son los personajes, pero seguimos sumergidos en una constante lucha por alcanzar el poder.
En estos días próximos a las elecciones presidenciales, el clima que se respira es ansia por llegar a Miraflores a costa de lo que sea. Que interesante sería que revisáramos las páginas de la historia para conseguir luz y trazar nuevas estrategias.
Este momento histórico tenso es muy parecido al escenario de 1992, claro con algunos detalles que hoy no están presentes en la escena política, pero de que un pueblo está molesto lo está. No crean los partidos políticos que la población lo está siguiendo por sus doctrinas,
es el mismo pueblo agobiado, cansado y lleno de desesperanza el que anda buscando su propio rumbo.
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Es cierto y para nadie es un secreto que la situación económica del país es un tema, aunado a los demás problemas que aquejan la dinámica social, pero este silencio del pueblo es preocupante y está dando un mensaje contundente.
Pero regresemos a la historia e ilustremos un poco al lector con ciertos hechos históricos que son evidencias de la lucha de poder en nuestra política venezolana.
Todos escuchamos en la escuela desde el primer grado hablar del 19 de abril como el primer grito que se dio por la independencia, ¿de verdad se peleaba la independencia del pueblo de Venezuela? ¿O era que los blancos criollos del entonces buscaban llegar al poder, ya que no podían acceder a él porque no eran blancos peninsulares? ¿Qué derechos defendía la Junta Suprema de Caracas, los de Venezuela o los de un español? ¿El pueblo llano integró la Junta Suprema de Caracas?
Las respuestas de estas interrogantes las encuentra en la caída de la de la primera república que duró muy poco porque los españoles se dan cuenta del sistema débil y las desigualdades de clases sociales y en dos años de nuevo el imperio español está sobre Venezuela, razón por la cual surgen las diferentes Guerras por las que pasó nuestro país para alcanzar la independencia hasta el 24 de julio de 1823 con el combate naval del lago de Maracaibo cuando acaban en su totalidad con la escuadra española.
Mucho que reflexionar sobre ese primer paso de independencia, pues desde el inicio la mentira estuvo por delante. Si analizamos con objetividad esta etapa histórica encontramos al pueblo llano como siempre peleando su independencia sin beneficio.
Ahora bien ¿qué pasó una vez que alcanzamos nuestra “independencia”? Fuimos a formar parte de la Gran Colombia, el sueño de Bolívar, el de acariciar la idea de crear una gran nación hispanoamericana, con fuertes lazo de unión como lo manifestó en la carta de Jamaica en 1815, se han preguntado: ¿por qué la disolución de la Gran Colombia? Por las diferencias políticas que existían entre partidarios del federalismo y el centralismo, así como las tensiones regionales entre pueblos que integraban la república. De nuevo observamos que más pudo el prurito de poder que una idea.
Y desde 1830 Venezuela comienza construir su República independiente, pero en este período de la historia el poder hizo de las suyas, los mismos hombres que lucharon en los campos de batallas por la idea de hacer un país soberano se convirtieron en los grandes terratenientes del territorio, es decir se cobraron haber participado en las gestas independentistas, ¿lucharon por la libertad o por sus intereses personales? Siguen mintiendo en nombre de la libertad.
Estas actitudes llevaron al pueblo a promover un estallido social que se conoció como la insurrección campesina o rebelión de carácter popular y social, donde surgieron líderes que como siempre venden esperanza al pueblo. Así surgió la guerra Federal o guerra larga que diezmó a la población y dejó arruinado nuestro país.
Este acontecimiento comprendido entre 1859 -1863 marca de forma decisiva la configuración política del Estado Venezolano, incluso en la actualidad. Vale la pena preguntarse: ¿Quién fue el engañado durante esta guerra de cinco años? Porque el pueblo permaneció en su
misma posición, mientras el “convenio de coche” le dio cese a la acción bélica, pero tal acuerdo benefició fue a los grandes caudillos y no al pueblo.
Este principio político nunca pasó de ser una ficción. Es decir, Juan Crisóstomo Falcón distribuyó liberalmente los frutos de la victoria entre él mismo y sus compañeros más allegados. De allí que el General Federalista José Loreto Arismendi expresará: “luchamos cinco años para sustituir, ladrones por ladrones, tiranos por tiranos”.
¿Qué pasó con el pueblo campesino que luchó? La guerra federal no modificó las estructuras de una sociedad agraria. De nuevo la historia nos señala que el de a pie es engañado. Estos son algunos episodios históricos tomados para demostrar que desde un principio hemos sido burlado y en esta premisa se ha basado la historia política de Venezuela. Y aun podemos seguir refiriendo hechos porque las guerras civiles duraron en Venezuela hasta 1936. Pretendo con el presente artículo de opinión motivar al pueblo a indagar la historia para no seguir siendo objeto de burla y actuando por emociones sin medir las consecuencias.
Hay que dejar la utopía de un lado y poner los pies sobre la tierra. Muchos luchan no por el bienestar colectivo, sino por sus apetitos personales. Vivimos entre dos fuerzas que pululan entre sí. Ni ellos saben que es lo que quieren. Su única motivación es el poder. Tal cual como ha ocurrido en la política venezolana desde 1810.
Sin duda alguna nos han mentido desde el principio por afanes antagónicos. Por eso leer la historia es un buen hábito para salir de las tinieblas.
Yo soy pueblo.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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