Nuestro Falke, por Douglas Zabala
Juan Guaidó en medio del despliegue comunicacional impuesto por Nicolás Maduro, donde señala como victoria total a su furia bolivariana sobre los invasores contratados, ha negado vinculación con los hechos de Macuto y Chuao, con la trillada frase romulera de que, cuando necesitemos hombres para liberarnos no se lo pediremos nadie.
Si Guaidó estuvo al frente o por debajo del peñero en Chuao, ya va dejando de tener relevancia al lado de otras invasiones realizadas por venezolanos, que sí asumieron el riesgo de reconocer sus intentos fallidos de victoria. Por nuestras costas han desembarcado en acciones liberadoras fallidas, Miranda, Bolívar, Gustavo Machado y el General Delgado Chalbaud con su legendario Falke.
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Román Delgado Chalbaud se hizo leyenda en su lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. Al salir de prisión, viaja a Europa y desde allí planifica una invasión, con la intención de desalojar del poder al sátrapa andino.
Contrata un barco en Alemania, el Falke, y con él llega a las costas del estado Sucre en Cumaná, el 11 de agosto de 1929, donde se encuentra con Pedro Elías Aristeguieta, e intentan emboscar al ejército de Emilio Fernández, presidente del Estado Sucre.
La fuerza expedicionaria del General Chalbaud se había apertrechado con 2.000 fusiles Máuser, 25 pistolas, 1.000 cartucheras, 20.000 balas, 4 ametralladoras de campaña y miles de municiones 8 mm para Máuser. El dinero con el que compra este armamento, no fue aportado por gobiernos de otras latitudes. Román Delgado Chalbaud lo obtuvo al hipotecar sus propiedades en París.
Apenas está amaneciendo, cuando los insurrectos avanzan por el muelle. De inmediato comienza la refriega y se escuchan los primeros disparos. La apacible Ciudad de Cumaná se transforma en un pandemonio. En el Puente Guzmán Blanco, Delgado Chalbaud, en mala hora, es alcanzado por los disparos de la tropa enemiga, y cae mortalmente herido y asido a la bandera de Venezuela, que llevaba de estandarte en el combate.
A todas estas, dicen que el escritor José Rafael Pocaterra, encargado del parque militar y del barco, decide retirarse con El Falke, ante el anuncio de la llegada del ejército gomecista, y al sentirse derrotado en aquella revuelta subversiva. Así concluye aquel intento por liberar a Venezuela del dictador Juan Vicente Gómez, reconocido para la historia como la Invasión del Falke.
Tendremos de nuevo y solo con venezolanos un Falke victorioso en este siglo XXI. Eso todavía está por verse; mientras tantos, desde Irán rumbo a Venezuela han zarpado tanqueros cargados de gasolina en auxilio de su aliado el usurpador Nicolás, quien hoy por sus prácticas dictatoriales y por haber arruinado a Pdvsa le han impuestos un bloqueo naval que nos mantiene al borde de una nueva invasión, pero en esta oportunidad impulsada por una potencia extranjera.