Nuestro pobre país rico, por Reinaldo Aguilera
Twitter: @raguilera68 / @AnalisisPE
Bueno, definitivamente un tema difícil de tratar y más en estos momentos; sin embargo, para ser más precisos y tener una visión de primera mano, vamos a remitirnos a la pobreza, de acuerdo con la definición que hace la Organización de Naciones Unidas (ONU), que de manera sencilla nos explica que: la pobreza es la condición caracterizada por una «privación severa de necesidades humanas básicas».
Nada fácil de manejar lo que sucede, sin mencionar el inmenso daño y destrucción que el chavismo ha causado en los últimos 22 años, por lo menos. Mucho tuvo que ver el manejo de parte de varios gobiernos de la llamada era democrática, pero eso es harina de otro saco.
La pobreza incluye, entre estas condiciones básicas de necesidades, el acceso a alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación, así como la información; ya creo que quien lee va entendiendo el asunto.
Dice la ONU que, de carecer de estas condiciones, un país se considera enmarcado en un estado de pobreza, en otras palabras, esto engloba a toda aquella persona o grupo que no tenga acceso a unas condiciones mínimas que permitan el desarrollo de una vida básica y digna.
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La pobreza, por norma general, se muestra de forma más intensa en los países que se encuentran subdesarrollados, al igual que aquellos que están en vías de desarrollo. Tristemente en la actual coyuntura por la que está pasando nuestra Venezuela, nos encontramos configurados en ese estrato. Somos en este momento un país pobre.
Existe un aspecto que, quizás, muchos no tomen en cuenta: es el caso de que al no poderse satisfacer las necesidades físicas y psicológicas básicas de una persona —que es lo que lo relaciona directamente con la vida— por falta de recursos como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua potable o la electricidad, ese sujeto pasa a un tipo de pobreza extrema que puede afectarlo no solo a él sino que se ve afectado un conglomerado de personas o toda una región geográfica, caso Venezuela, sin lugar a dudas.
Ya teniendo claro el panorama y sabiendo que muchos entienden, quiero pasar a lo positivo. Nuestro país, en la actualidad, está pasando por una época muy dura, millones de compatriotas hemos salido por diversos motivos. Para unos es falta de oportunidades, para otros de empleo, incluso por temor a perder la vida misma, en resguardo de la familia y un largo etcétera; pero aun así existe una enorme reserva moral para sacar al país adelante.
Aunque no se crea, queda gente con principios, ciudadanos que no se venden, gente con probidad y esperanza. Esos, junto a millones, serán el apoyo para levantar nuevamente a nuestro querido país, que sigue siendo rico, lo que está es mal administrado.
Veamos, por solo nombrar unas cosas: Venezuela es un país de grandes riquezas naturales, además de petróleo, el otro mayor recurso que el país tiene es el oro, también la bauxita, el hierro, el carbón, nuestros recursos hidroeléctricos con los grandes ríos como el Orinoco y el Caroní, inclusive las perlas como las que le dieron el nombre a la bella y acogedora isla de Margarita (perla en latín).
Venezuela cuenta con una de las mayores reservas de crudo pesado del mundo, reservas probadas que no es poca cosa; tenemos también la caída de agua ininterrumpida más alta del planeta, ubicada en el parque nacional Canaima, al sureste del país. Es nada más y nada menos que el salto Ángel que, según el Libro Guinness de récords mundiales, es la cascada más alta del mundo, fue descubierta en 1933 por el piloto estadounidense Jimmie Angel.
Entonces, está clarísimo, lo que tenemos es una mala racha, con venezolanos malos que no piensan más allá que en sí mismos, pero también existimos millones dentro y fuera que estamos dispuestos a hacer lo imposible por recuperar lo que es de todos y enrumbar el barco hacia un nuevo horizonte, lleno de esperanzas y cosas buenas para vivir.
Llegado el momento iniciará el rescate y todos pondremos nuestra cuota. En la actualidad lo hacemos para, de alguna manera, aportar y lograr la salida del actual régimen destructor, pero luego será para apoyar la reconstrucción a todo nivel, infraestructuras, entramado social, educativo, sanitario, simplemente todo, porque lo que sí hay que aceptar es que la Venezuela de antes no volverá, vendrá una nueva, en la que quedarán la huellas históricas de lo sucedido y surgirán nuevas generaciones para servir a la gente de bien. Así de simple y sencillo.
Reinaldo Aguilera es Abogado. Master en Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública de George Washington University/UCAB.
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