Nuestros maestros, nuestros héroes, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
La noche del martes todos celebramos la victoria de La Vinotinto y los tres primeros puntos en las eliminatorias mundialistas, tras el triunfo ante Paraguay. Apenas apagué el televisor, tomé mi celular para revisar lo que era tendencia en la red social X me tropiezo y en cuestión de segundos la alegría del fútbol quedó atrás, explotó la pequeña burbuja en la cara.
Un video viral de una maestra me desdibujó la sonrisa que había regalado minutos antes la selección nacional. Con sus ojos bañados de lágrimas, aquella buena mujer narraba la dura y ampliamente conocida realidad de nuestros salones de clases. Palabras más, palabras menos, describía que hay un común denominador entre alumnos y educadores: El hambre.
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Si, el hambre que se ha apoderado de nuestras aulas y ha hecho de los más vulnerables cada vez más vulnerables. De inmediato pensé esta mujer, valiente y aguerrida, nos dice lo que cientos de miles de venezolanos viven a diario y en este país no pasa nada.
Resulta que nuestro sistema educativo está en las peores condiciones de cualquier región pobre del mundo y sigue acelerando hacía peores condiciones. Aquella educadora, que forma parte de las dramáticas cifras que presentó al país la Federación Venezolana de Maestros (FVM) no decía nada nuevo, solo que agregaba que al hambre de los muchachos los docentes no es que solo no tienen cómo paliarla, sino que además es el mismo drama de ellos.
Cuando vi sus ojos llorosos sentí impotencia, una profunda impotencia. Y es que resulta que en el país con las reservas de petróleo más grande del mundo nuestros niños y nuestros maestros tienen los estómagos vacíos. ¡Vaya tragedia!
Un modelo que por años ha mantenido a países de la región, del que por décadas ha salido petróleo a otras Repúblicas a precio de «gallina flaca», como decimos en criollo, y aquí no se ha invertido en lo realmente importante.
Mientras escribo estas líneas retumban en mi cabeza las palabras de aquel héroe civil venezolana: «Es duro, antes uno veía a esos muchachos que tienen la mirada fija y decía tienen hambre, entonces le dabas una arepa. Hoy no, hoy compartimos el hambre con los muchachos».
El Programa de Alimentación Escolar (PAE) ha desaparecido de los colegios del sistema de educación público oficial. Su reactivación no puede esperar a que cambie de Gobierno.
Tanto que pregonan la descentralización del poder, pero no autorizan la autogestión de estos. Señores, nos están limitando con tanta hambre, a nuestros futuros médicos, ingenieros, electricistas, albañiles, enfermeras. El hambre está arruinando el futuro de Venezuela.
Es muy lamentable que mientras unos coreábamos ¡GOL!, muchos de los nuestros en sus hogares gritaban de indignación e impotencia por el hambre que les ha dejado el fracasado Socialismo del Siglo XXI. Esa es la realidad que como clase política estamos obligados a cambiar, y cuanto antes.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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