“Nunca es tan oscuro como antes del amanecer”, por Julio Túpac Cabello
Twitter: @juliotupac
Son peligrosos los tiempos de la desesperanza. Los familiares pueden volverse enemigos. Los admirados, señalados. Los que un día extrañamos, traidores. Insensibles los sensatos.
Nada preña de mayor oscuridad lo que vemos que el pesimismo. La falta de visión clara de salidas a nuestras pesadillas.
Cuando oscurece y nada se ve, es el mejor momento para, en vez de tratar de salir desesperado, respirar, deconstruir la pesadilla y mirar los escasos rayos de luz que nos permiten ver caminos
Pero siempre es más expedito escapar, culpar, enjuiciar. Como si eso cambiara nuestra circunstancia. Y nunca falta los que acceden a la tentación. Atormentarse es casi inevitable.
La mayoría de los venezolanos de bien, que son legiones, ha perseverado. Adentro o afuera, en medio de la lucha o acompañando, escribiendo o marchando, conversando o protestando.
Si alguna nobleza ha tenido el venezolano es la de no conformarse, levantar su voz, una y otra vez. Así como hay días en los que pareciera que nos deshacemos en reyertas absurdas que sólo reflejan la desesperanza que nos ahoga, así también a veces este capítulo de la historia es la mayor reivindicación de que la venezolana es una nacionalidad que no se vence y que, a diferencia de lo que muchas veces hemos pensado, no importa si la apuesta es vencida una y otra vez, sigue adelante.
Las siempre peligrosas fechas vacacionales, junto al agresivo movimiento migratorio y las carestías, han hecho de agosto un mes espinoso para la lucha democrática de nuestro país.
Sin embargo, aunque después de haberla visto pareciera haber desaparecido la luz al final del túnel, no me cabe duda de que pronto la fuerza de la lucha va a reanudarse
Los venezolanos de todas partes del mundo estamos atentos.