Nunca jamás, por Américo Martín
Autor: Américo Martín
Invoca el diputado Cabello a Peter Pan en un legítimo esfuerzo por proporcionarle un trasfondo épico (atención, no he dicho “ético”) a una especialmente brutal medida del Gobierno, esta vez contra 130 niños que anhelaban reunirse en Perú con sus familias. Los organizadores, Oscar Pérez, exiliado dirigente de ABP, su esposa e hijas, han sido reprimidos por el gesto solidario.
No está clara la razón que mueve la respuesta oficialista ni la declaración de Cabello. ¿Qué puede haber de delictivo en las facilitaciones proporcionadas a estos jóvenes que anhelan tanto como sus padres una reunión familiar dada la desgarrada Venezuela actual? Con un correcto manejo de ese problema real, no inventado, el Gobierno habría podido mostrarse humano sin mayor esfuerzo, precisamente cuando en el país y el mundo se le reprocha su sistemática violación a los DDHH. Facilitar el viaje de los muchachos e incluso ofrecerles traslado aéreo. Medidas sencillas y prácticas que hubiesen despolitizado el problema. El caso es que al encarcelar a la esposa e hijas de un exiliado digno de ser respetado, no escarnecido, reveló la imposibilidad de despolitizar lo que en realidad es inocultablemente político. El diputado Cabello, con sus maneras francas, en constante reproche a otros dirigentes por no ser tan frontales como él, despeja el asunto para que no haya dudas.
Se trata, dice y lo repiten otros de su partido, de una “provocación” del State Department (en inglés suena más antimperialista) a la que se ha prestado la “derecha” de Venezuela. Como semejante acusación luce extravagante y sin mucho sentido, el diputado la refuerza con un caso que ocurrió en Cuba y fue conocido con el nombre de Operación Peter Pan (pronto, quizá por patriotismo lexical, prefirieron llamarla “Pedro Pan”) La incongruencia de esa comparación con los 130 jóvenes venezolanos impedidos policialmente de salir y cuyo destino era preciso y comprensible, resalta al comparar los volúmenes y los momentos históricos. Catorce mil jóvenes cubanos en buena medida desamparados saliendo de su Isla con ayuda solidaria estadounidense contra 130 venezolanos. Aquellos salieron de la Cuba de los primeros años 1960, azotados por confrontaciones violentas que envolvieron directa e indirectamente a toda la sociedad. Si fue correcto o no escapar de la isla es la misma pregunta que puede hacerse en la Venezuela de hoy, con la insólita cifra de 3 millones que han preferido ir a otros países en busca de lo que ya no encuentran en su maltratada Venezuela. Se fueron preguntándose con razón por qué carecen de futuro en su propia tierra.
¿Cómo negarles el derecho a buscar espacios donde “nunca jamás” se les niegue el derecho de ser libres. Que Oscar Pérez y su familia ayudaran a esos niños y a sus padres es un mérito que debe reconocérseles, y no un delito.
¡Jamás ni nunca! era la forma de decir No, empleada por Luciano Ochoa en los debates de su partido. ¡Nunca jamás! es la consigna de la juventud para rechazar enfáticamente la entronización de dictaduras en nuestra encenegada tierra.
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