Obediencia indebida, por Teodoro Petkoff
Los anuncios provenientes de la Fuerza Armada Nacional en relación con la preparación de varios miles de «brigadistas» para llevar la «buena nueva» de la reforma constitucional por todos los rincones del país niega todo el ordenamiento jurídico y político nacional.
Esto es incalificable y una muestra más -por si hiciera falta otra- del grado de sometimiento de los militares al diseño «revolucionario» preconizado por Yo-El-Supremo. La Constitución vigente (la de 1999, la Bicha), declara a la FAN como una institución «esencialmente profesional, sin militancia política». Cuando se crean «brigadas» para difundir y, por supuesto, hacer la apología de la inefable reforma, se vulnera la naturaleza de la FAN, constitucionalmente establecida. La FAN asume la condición y práctica de un partido político. Pero de un partido político armado, lo cual consagra el más espantoso y abusivo atropello a las más elementales nociones de convivencia democrática.
La conformación de las «brigadas» para la reforma autoriza una conclusión obvia: en la FAN se ha impuesto la óptica partidista y política del presidente de la República. Se parte de que la verticalidad disciplinaria obliga a sus integrantes a cumplir la orden de su comandante en jefe, aun si ésta es claramente violatoria de los preceptos constitucionales y legales. ¿Habrá algún oficial que recuerde la polémica sobre la «obediencia debida»? Los oficiales de la Werh macht alemana excusaron sus atrocidades en la obediencia a órdenes superiores que en la jerarquía castrense no se discuten. Los crímenes espantosos cometidos por las tropas nazis, reproducidos en menor escala pero igual ferocidad por los militares argentinos durante la «guerra sucia», se excusaron con la «obediencia debida», pero llevaron a la posterior doctrina de que un oficial no está obligado a cumplir órdenes claramente violatorias de los derechos humanos y de las convenciones que sobre la guerra han suscrito todos los países del mundo.
¿Debe obedecerse una orden que violenta la normativa constitucional del país? Pregunta pertinente pero un tanto ociosa porque una FAN que ha aceptado esa ridiculez suprema que es el saludo «patria, socialismo o muerte» recuerda mucho a una institución castrense de vieja prosapia y larga historia, cuyos oficiales se saludaban con un «Heil Hitler», claramente político y partidista. Por cierto, «nazi» es el apócope del nombre del partido de Hitler: «Nacional Socialista«. Aquellos crímenes atroces también se convalidaron con la coartada del «socialismo».