¿Ocaso del Grupo de Puebla?, por Félix Arellano
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El Grupo de Puebla conformado por funcionarios de gobierno, políticos y académicos, el 14 de julio del 2019, en la ciudad de Puebla, México; con el objetivo de promover políticas y pensamiento de izquierda en la región, también considerado como el brazo de la alta política del Foro de San Pablo, ante sus crecientes contradicciones y manipulaciones, pareciera que está perdiendo vigencia. Sus apoyos automáticos a gobiernos radicales y autoritarios, evidencian un menosprecio por los derechos humanos, las instituciones democráticas y las libertades; situación que está generando rechazos, incluso de algunos de sus miembros.
Como se ha señalado, el grupo se conforma en México, en la ciudad de Puebla y su dinámica de funcionamiento reproduce en gran medida las ambigüedades y contradicciones que cara cterizan al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de México, quien se presenta como el paladín de la defensa de la soberanía de cada país, cuando se trata de violaciones de los derechos humanos y, sorprendentemente, un defensor de gobiernos autoritarios.
No podemos olvidar las posiciones de su gobierno en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA), ante las denuncias sobre la represión en varios países de la organización y, un caso emblemático, su visita oficial a Cuba, uno de sus escasos viajes al exterior, realizada después de las históricas protestas del pueblo cubano, a lo largo y ancho de la isla, el 11 julio del 2021 y, en pleno proceso de represión gubernamental. Impactó al mundo, tanto el bochornoso silencio del presidente AMLO, y del Grupo de Puebla, frente a la represión del pueblo cubano; como el orgullo que exhibía al recibir la orden José Martí de la dictadura cubana.
Entre sus objetivos el Grupo de Puebla se plantea promover políticas que beneficien a los marginados y vulnerables; empero, en la mesa de reunión se encuentran varios gobiernos que desarrollan políticas deliberadas de empobrecimiento de sus poblaciones, con el objetivo de fortalecer el control social, y no reciben el cuestionamiento del Grupo por sus prácticas autoritarias. Pero la situación de Puebla empieza a complicarse con las firmes posiciones del presidente Gabriel Boric de Chile, en defensa los derechos humanos, que resultan incomodas para el Grupo y, los más radicales califican como expresión de una “izquierda cobarde”.
Nos enfrentamos con las contradicciones de los grupos políticos radicales que, al jugar a la oposición se presentan como los defensores de los derechos fundamentales de los pueblos; pero, al llegar al poder, aprovechando las bondades de la democracia, su objetivo es perpetuarse, al costo que sea necesario.
En estos días las contradicciones del Grupo de Puebla se han incrementado, con las declaraciones de los presidentes Gustavo Petro de Colombia, Ignacio Lula Da Silva de Brasil y el expresidente Pepe Mujica del Uruguay; en defensa de las instituciones democráticas y los derechos políticos en Venezuela.
Ante la magnitud de los acontecimientos, no resulta desproporcionado asumir que Puebla enfrenta un punto de quiebre. Las declaraciones impactan al Grupo, entre otros, por la rigidez de su dinámica de funcionamiento y su orientación autoritaria.
Es posible que generen mayor impacto las declaraciones del presidente Lula, pues un tiempo atrás calificó la crisis de los derechos humanos en Venezuela, como una narrativa de manipulación. Adicionalmente, había descalificado el comportamiento de la oposición democrática venezolana. Seguramente, en sus declaraciones críticas también debe influir la crisis que está planteada sobre la zona en reclamación de Guyana, un tema que está generado distancias con varios gobiernos y en particular con Brasil y los países miembros del Caricom.
En el caso del presidente Petro, debemos tener presente que ha realizado esfuerzos por mantener una posición de relativo equilibro frente a la situación venezolana. Al respecto convocó una conferencia internacional sobre Venezuela, para apoyar la hoja de ruta democrática, que se efectuó en Bogotá (25/04/2023) y, en ese contexto, realizó una breve reunión con representantes de la oposición democrática venezolana.
Por otra parte, la situación venezolana se presenta en una coyuntura particular en Colombia, pues el presidente Petro debería trabajar en la conformación de nuevos canales de comunicación con las fuerzas políticas en el Congreso, con el objetivo de poder avanzar en su ambicioso paquete de reformas, que está presentado serios obstáculos y, el tema venezolano permite coincidencias con los sectores políticos tradicionales colombianos.
Adicionalmente, la crisis venezolana, en lo que respecta a las inhabilitaciones de líderes políticos y la magnitud de obstáculos contra los sectores democráticos y el pensamiento crítico, le resulta cercano al presidente Petro, quien también ha enfrentado la arremetida de los sectores tradicionales contra su proyecto político.
Un golpe simbólico, pero podría ser el más significativo, lo constituyen las duras declaraciones del expresidente Pepe Mujica del Uruguay, un político con un alto prestigio a nivel internacional, para algunos un símbolo de la izquierda democrática latinoamericana, que en oportunidades anteriores evidenció limitaciones y contradicciones al abordar la situación de los derechos humanos en Venezuela.
Por otra parte, las reacciones oficiales en Venezuela frente a las declaraciones de los presidentes, representan otro golpe para Puebla, pues en gran medida evidencian sus limitaciones, entre otras, la intolerancia, la soberbia de quienes detentan el poder y la insensibilidad democrática.
Para sumar en las contradicciones, el Grupo de Puebla se acaba de anotar otro fracaso en su intento por mediar en la profunda crisis política que enfrenta el partido de gobierno Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, por la pugna entre el presiente Luis Arce y el expresidente Evo Morales. Ahora bien, en el fondo, el fracaso tiene que ver con la posición autoritaria de Puebla que, irrespetando la normativa boliviana, pretende buscar espacios que beneficien al dogmatismo de Evo Morales.
El Grupo de Puebla también se inscribe en los que pregonan un falso multipolarismo, que está cargado de una profunda retorica antisistema y, en la práctica, constituye un proyecto desequilibrado y excluyente, que tiene como objetivo la destrucción progresiva de los valores liberales, las libertades, las instituciones democráticas y los derechos humanos.
La filosofía de Puebla resulta una clara expresión de las corrientes iliberales que terminan privilegiando la cúpula en el poder de los gobiernos autoritarios, en consecuencia, sus perspectivas están asociadas con el futuro del autoritarismo en la región, que se mantiene por represión que ejerce.
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Pero un nuevo aire se presenta para beneficio del Grupo, con la grave decisión del gobierno ecuatoriano de irrumpir, con las fuerzas armadas, la sede diplomática de México en Quito y detener al exvicepresidente Jorge Glas, un fiel funcionario del expresidente Rafael Correa, activo promotor del Grupo de Puebla. En estos momentos la comunidad internacional de forma unánime rechaza el asalto de la Embajada, grave precedente para el derecho de asilo y expresa su solidaridad con el gobierno de México, una atmosfera favorable ante el sombrío horizonte del Grupo.
Félix Arellano es internacionalista y Doctor en Ciencias Políticas-UCV.