Onidex, por Teodoro Petkoff

Finalmente hemos tenido evidencia firme y concreta de la presencia y actuación de cubanos en los cuerpos de seguridad del Estado. Ahora podemos afirmar categóricamente que nacionales de ese país ejercen funciones, al menos en niveles elevados de la Onidex, que es un cuerpo de seguridad del Estado venezolano. De que estén en otros organismos de seguridad no tenemos evidencia, pero, en el caso de la Onidex, si decimos que el burro es negro es porque tenemos los pelos en la mano.
La información sobre tamaña anomalía rueda desde hace tiempo en todos los mentideros políticos del país, pero nunca habíamos tenido un testimonio directo y confiable sobre esa incalificable irregularidad.
Ahora lo tenemos, proveniente de una persona cuyo pasaporte fue anulado arbitrariamente, allá por aquellos días en que la habían cogido por fotocopiar pasaportes de opositores en Maiquetía. Cuando solicitó el nuevo, pasó por una experiencia no sólo kafkiana, burocráticamente hablando, sino políticamente insólita e inaceptable en cualquier país que se respete a sí mismo.
Para recibir su nuevo pasaporte se le dijo que precisaba de una «autorización especial», la cual fue concedida después de dos interrogatorios a que fue sometida, en la sede central de la Onidex, por dos funcionarios cuyo inconfundible acento denotaba, sin que cupiera duda alguna, su nacionalidad cubana.
Estaban presentes, también, dos secretarias venezolanas. Cada interrogatorio, de corte absolutamente policial, duró casi tres horas y el segundo, quince días después del primero, reprodujo exactamente las mismas preguntas del anterior. Cuando la persona inquirió por la razón de lo que consideraba una estupidez, se le respondió que era para cazar posibles contradicciones entre las respuestas. Se trataba, pues, de un ciudadano venezolano, cuyos derechos fueron violados no sólo por el modo como se le otorgó su documento de identidad sino por la presencia inadmisible de funcionarios policiales extranjeros.
Desde luego que la intromisión del gobierno cubano en nuestros asuntos es inaceptable, pero la culpa no es tanto del ciego como de quien le da el garrote. Esos cubanos están allí porque es el gobierno nacional el que los ha colocado en funciones que deben ser específicas de venezolanos. No se trata de chovinismo ni de xenofobia sino de meras razones atinentes a la seguridad de la nación. Hay, en esa disposición que coloca funcionarios cubanos en responsabilidades de seguridad de Estado, una inconcebible cesión de soberanía. Un país puede contratar asesores extranjeros, incluso para delicadas funciones militares o policiales, pero lo que no puede ni debe hacer es sustituir a sus propios nacionales por extranjeros en áreas vinculadas a la seguridad nacional. Los interrogatorios a los cuales fue sometida esta persona ya son inadmisibles, incluso si los policías hubieren sido venezolanos, pero se hace do-blemente inadmisible cuando los encargados de llevarlos a cabo son extranjeros para el ca-so cubanos.
El gobierno nacional le debe una explicación al país sobre esta extraña presencia de cubanos en la Onidex.