OPEP y Rusia acuerdan fuerte recorte de 2 millones de b/d de petróleo
OPEP+ acordó bajar su producción de crudo en 2 millones de b/d en noviembre, el mayor recorte desde que el grupo redujo las cuotas en 9,7 millones de b/d al comienzo de la crisis por el covid-19 en 2020
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, liderada por Arabia Saudí) y Rusia anunciaron este miércoles 5 de octubre, un recorte de la oferta de 2 millones de barriles diarios (b/d) a partir de noviembre, el equivalente al 2% de la demanda global. El objetivo: contener la cotización del barril de brent, que acumula un descenso del 25% en cuatro meses.
Tras dos días de fuertes alzas —el lunes 3 de octubre, la referencia del crudo en Europa escaló más de 4% y el martes se anotó otro 3%—, el mercado apenas ha reaccionado a la decisión de la OPEP+, que los inversores y casas de análisis descontaban desde hace días. El recorte, no obstante, es incluso mayor de lo esperado: las apuestas fluctuaban entre los 500.000 y 1,5 millones de barriles diarios.
El recorte de la OPEP+ es el mayor recorte desde que el grupo redujo las cuotas en 9,7 millones de b/d al comienzo de la crisis por covid-19 en el año 2020.
La decisión de este miércoles-indicó la agencia Argus-, tomada en la primera reunión en persona del grupo en Viena desde marzo de 2020, se produce en un contexto de mayores preocupaciones de que una desaceleración económica impulsada por la inflación pesará sobre la demanda mundial de petróleo.
Los ministros de petróleo del grupo han tenido que considerar una serie de desafíos competitivos que amenazan la estabilidad del mercado petrolero. Por un lado, varias economías consumidoras de petróleo se enfrentan a una posible recesión debido a la creciente inflación, impulsada por las subidas de los precios de la energía desde la invasión rusa de Ucrania.
Por otro lado, las restricciones de suministro son importantes, con una capacidad de producción de crudo disponible limitada dentro de la OPEP+ y en otros lugares, exacerbada por la incertidumbre sobre el impacto del próximo embargo de la Unión Europea sobre las importaciones marítimas rusas y los límites de precios del petróleo ruso.
El recorte de 2 millones de b/d en noviembre llevará el techo de producción del grupo al nivel más bajo desde abril, indicó Argus en su reporte.
El grupo en su conjunto cayó 3,58 millones de b/d por debajo de su objetivo colectivo en agosto, según un promedio de estimaciones de fuentes secundarias, con varios miembros paralizados por la disminución de la capacidad disponible, la falta de inversión, los problemas de infraestructura y, en el caso de Rusia, las sanciones.
Catorce de los 19 países que participan en el acuerdo de producción no cumplieron con sus cuotas de agosto, según la encuesta de Argus. Rusia, Nigeria y Kazajstán tuvieron los mayores déficits.
El mercado petrolero, como la economía mundial en su conjunto, lleva años instalado en la incertidumbre. Si el hundimiento del consumo durante la pandemia llevó los precios a terreno negativo por primera vez en la historia (el mundo al revés: los productores pagaban por deshacerse de barriles), el levantamiento de las restricciones, la recuperación de la actividad y, sobre todo, la invasión rusa de Ucrania disparó la cotización hasta máximos de casi una década, desatando una nueva fiebre petrolera global, destacó El País de España.
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En los últimos meses, sin embargo, la ralentización de la economía china —primer exportador mundial— y los tambores de recesión en Occidente, alimentados por la fuerte subida de los tipos de interés, ha permitido una relajación de los precios y un respiro para los consumidores. La posibilidad de un tope de precios sobre el petróleo ruso que ultima la UE y que el G7 respalda, también ha contribuido a ese respiro, alimentando las dudas entre los exportadores. Es en ese contexto en el que hay que enmarcar el recorte de la oferta anunciado este miércoles por la OPEP+: tras unos meses de abultadísimas ganancias, temen que la gallina de los huevos de oro empiece a flaquear.
La Administración de Joe Biden había elevado la presión sobre sus principales socios en el golfo Pérsico —Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y, sobre todo, Arabia Saudí— para tratar de suavizar el recorte, consciente de la importancia de unos precios de la gasolina controlados tanto para estabilizar la inflación como para contentar a sus votantes a un mes vista de las elecciones de mitad de mandato. Un cabildeo que, sin embargo, ha tenido poco éxito a la luz de la decisión de este miércoles.
«Este movimiento probablemente sea el preludio de más intervenciones en los próximos meses, tanto por parte de los países productores como de los consumidores», auguran Henning Gloystein y Raad Alkadiri, de la consultora de riesgos Eurasia.
Si los precios superan de nuevo la barrera de los 100 dólares por barril, proyectan, Estados Unidos volverá a liberar reservas estratégicas para reequilibrar oferta y demanda. Tras los últimos movimientos en ese sentido, subrayan, las exportaciones estadounidenses rozan ya los cuatro millones de barriles diarios, en su mayoría en dirección a Europa, para reemplazar el crudo que antes llegaba desde Rusia.