«Operación Zamora» un retroceso histórico, por Jesús Elorza
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El mes de febrero, en sus primeros días, siempre le traía una lluvia de recuerdos al compañero Martin, conocido en el barrio con el sobrenombre de «El Negro». En esa fecha, siempre recordaba sus andares con el MBR 200 y todo lo acontecido con la «Operación Zamora» el 4 de febrero de 1992.
Martin trataba en sus conversaciones, o mejor dicho celebraciones, de esa fecha para él histórica, de explicarle a los oyentes como el movimiento de insurgencia militar acompañado por civiles, como era su caso, no pudo alcanzar el poder; pero, como consecuencia de ello, el «por ahora» del comandante Chávez, abrió para muchos el camino de la esperanza. Sin embargo, era importante, recalcarles a los escuchas que la idea de cambiar el rumbo del país a través de un golpe de Estado se había ido incubando progresivamente en el grupo.
El MBR-200 tenía una orientación ideológica nacionalista y revolucionaria, reafirmaba Martin en sus palabras. Sus fuentes de inspiración doctrinal eran el pensamiento bolivariano, las ideas de Simón Rodríguez y de Ezequiel Zamora.
Es importante recordar que, la Operación Zamora tenía como objetivo derrocar al presidente Pérez para someterlo a juicio por diversos delitos, y la sustitución del Gobierno vigente por una Junta de Reconstrucción Nacional, compuesta por «elementos progresistas» civiles y militares.
Las razones aducidas para intentar este golpe de Estado fueron la gestión económica y política del presidente Pérez; el descontento de los sectores medios y bajos de las Fuerzas Armadas por los hechos de corrupción verificados en los altos mandos militares; la subordinación de las Fuerzas Armadas ante un liderazgo político que consideraban incapaz y corrupto; la utilización de las Fuerzas Armadas, en particular del Ejército y de la Guardia Nacional, en la represión de los disturbios originados por el estallido social del 27 de febrero de 1989; el cuestionamiento a la posición sostenida por el presidente Pérez en las negociaciones relativas a la delimitación limítrofe con Colombia; el deterioro de las condiciones socioeconómicas de la oficialidad media y baja y de las tropas; el empleo de las Fuerzas Armadas en labores como repartición de útiles escolares, becas alimentarias, campañas de vacunación y de arborización, entre otras.
Desde el punto de vista de los comandantes del MBR 200, su acción se justificaba para hacer cumplir a cabalidad el artículo 132 de la Constitución Nacional, que consagra que la función de las Fuerzas Armadas es asegurar la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución y a las leyes, el cual estaría siendo irrespetado por el gobierno de Pérez.
A lo largo de 33 años, Martin fue asumiendo una posición auto crítica frente al acontecimiento que el trataba de explicarle a muchas personas de su comunidad. Por ejemplo: al inicio vio con buenos ojos, la visita de Chávez a Cuba el 13 de diciembre de 1994 y ver como al pie de la escalerilla del avión lo esperaba el Comandante en Jefe Fidel Castro. Diez años después, Fidel y Chávez fundaron el ALBA, una alianza entre naciones hermanas, que el propio líder de la Revolución bolivariana afirmó que nació de aquel primer abrazo. A partir de ese momento, explica Martin, que el movimiento de carácter nacionalista se transforma en palabras del comandante, en antiimperialista.
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En su autocritica, Martin trataba de buscarle una explicación al cambio de nombre que se le dio en 1997 al MBR 200 por el MVR, en su momento lo único que logró escuchar fue que, el CNE no permitía el uso del nombre del padre de la patria. No fue convencido por ese argumento traído por los cabellos. Diez años después, la confusión fue mayor, en el 2007, el MVR fue disuelto para integrarse al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Ahora, decía el Negro Martin, además de imperialistas pasamos a ser socialistas y le dijimos adiós a nuestra inicial revolución nacionalista. Y pasamos a ser de un solo golpe, una dependencia de la dictadura cubana.
Mayor preocupación, le generaba a Martin al ir viendo como la dirección del movimiento se fue centrando en una sola persona que fue Hugo Chávez. El resto de los comandantes: Jesús Urdaneta Hernández, Joel Acosta Chirinos, Francisco Arias Cárdenas, Miguel Ortiz Contreras y Hugo Rafael Chávez Frías, los dos últimos fallecidos, fueron saliendo de la dirección del movimiento con severas críticas a la conducción. Y ese personalismo autocrático del Comandante eterno, derivó en una monarquía al sernos asignado el sucesor presidencial y eso para mí, reafirmaba Martin, resultó el punto de quiebre con el movimiento.
En esta nueva etapa, de la revolución socialista, bolivariana, antiimperialista del siglo XXI no puedo dejar de señalar que los compañeros Miguel Eduardo Rodríguez Torres, Hugo Armando Carvajal Barrios y Raúl Isaías Baduel también fueron execrados, acusados de traidores y uno de ellos murió en prisión. Sus críticas y observaciones nunca fueron aceptadas por el Comandante Eterno.
Para terminar, expreso El Negro Martin, quiero decirles que la historia de los acontecimientos nos enseña sin lugar a dudas que la «Operación Zamora» resulto ser un retroceso histórico.
Jesús Elorza es Licenciado en Educación, profesor en la UPEL