Oposición trabaja pa’ lapa, por Teodoro Petkoff
Ayer no fue el Día D. Salvo que a esa letra le diéramos el significado de DECEPCIÓN, así en mayúsculas.
La anunciada sesión de la Asamblea Nacional en la cual se designaría el nuevo CNE, o una buena parte de él, concluyó con pura pena y sin ninguna gloria. Fue un día más, que se suma al largo período en el que el país carece de un órgano electoral serio, confiable y en funciones.
No hay árbitro, pues. Y sin él, no es posible iniciar el camino hacia la posibilidad de una consulta popular que decida el destino del régimen. Sin CNE no hay revocatorio, eso hay que tenerlo claro. żA quién favorece esto? No es a la oposición, ciertamente. Pero, es curioso, que sabiendo que este limbo en el que nos debatimos sólo ayuda al estamento oficial, sean las fuerzas opositoras las que no allanan la vía para designar, con las dos terceras partes de la AN, es decir, siendo sus votos indispensables, a ese poder electoral que tanto urge tener en la actual coyuntura.
Para la sesión de ayer, había sido acordado en reuniones previas –procedimiento por demás usual en el ejercicio de la política– el nombramiento de 4 miembros principales y entre 8 y 10 suplentes del CNE. Sin embargo, en la plenaria no fue posible concretar ese acuerdo parcial. Pero no porque hubiera habido desencuentros entre gobierno y oposición sino porque en el seno de esta se suscitaron de nuevo los ya habituales regateos que a lo largo de estas semanas han demorado la elección.
El gobierno está tranquilo:
tiene completa su lista de candidatos para confrontarla con los de la oposición. Es esta la que no logra componer la suya, y en vista de ello, uno de sus partidos, aferrándose leguleyamente a un artículo de la ley de sufragio, logró paralizar de nuevo el proceso de designación.
Esto que está ocurriendo es inaceptable e intolerable. Es evidente que en la oposición hay dos tendencias:
una que presiona para que la elección se haga en el Tribunal Supremo y otra que insiste en que debe ser en la Asamblea, conforme lo ordena la Constitución. Esa contradicción en el seno de los partidos de oposición en el parlamento es lo que ha venido trancando la designación del CNE, porque los unos le ponen zancadillas a los otros. Se ha estado jugando con la buena fe de los venezolanos.
Esos mismos partidos que no logran ponerse de acuerdo declaran, a cada rato, “que el gobierno utiliza tácticas dilatorias”. Es el colmo. Ahora entramos en un limbo jurídico, que dará lugar a un nuevo debate sobre si el TSJ tiene o no facultades que la AN le niega. La oposición le ha entregado gratuitamente más tiempo al gobierno. Oposición trabaja para lapa.