«Orilla viva, Guaire posible», un proyecto que busca la sostenibilidad en Caracas
En el marco del Día de las Ciudades, una conmemoración de Naciones Unidas que se celebra cada 31 de octubre, TalCual conversó con representantes de la sociedad civil que proponen el saneamiento del río Guaire y la construcción de un bulevar con un espacio arborizado a sus márgenes como uno de los ejes centrales para enrumbar a Caracas hacia la sostenibilidad. Entre los retos para ejecutarlo, tanto a nivel local como metropolitano, se encuentra la integración de las instituciones al mando de los cinco municipios capitalinos en torno a esa iniciativa
Texto: María de los Ángeles Graterol y Luna Perdomo
«Caracas existe gracias a que ya estabas (…) la memoria urbana susurra en voz baja momentos felices en tus aguas. La gente se bañaba, pescaba, extraía arena, lavaba en el Guaire. No es metáfora: con la fuerza de tus aguas se iluminaba Caracas»; esas son de las primeras líneas que se leen en el Manifiesto al Río Guaire, la principal vía fluvial de la capital venezolana que adornó la ciudad desde el siglo XV — cuando era parte del paisaje colonial caraqueño — hasta que sus aguas se tornaron turbias y pasó a ser el innombrable para quienes hoy habitan la ciudad.
Su autor, José Cheo Carvajal, director de la ONG Ciudad Laboratorio —que promueve con acciones la visión de una ciudad integrada y sustentable en lo social, urbano y ambiental— lo escribió, a modo de desahogo y como un llamado de reflexión, para que el proyecto «Orilla viva, Guaire posible» no solo se quede en una idea, sino que se ejecute, porque «negar el Guaire es negarnos», asegura.
El planteamiento de esa iniciativa, liderada por esa organización civil y por la fundación Enlace Arquitectura, apunta no únicamente al saneamiento de ese gran afluente sino a asumirlo como un eje de guía para la integración de Caracas en términos urbanos, lo cual implica, entre otras cosas, la construcción de una especie de bulevar en sus márgenes, o sea, en uno de sus canales —sí, en algunos sectores es caminable— . El objetivo es hacer al Guaire visible y «volver a verlo como un espacio de deseo».
Aunque fue un proyecto que se quedó encerrado mientras se mantuvieron las restricciones por la pandemia, este año Carvajal y Elisa Silva, arquitecta y la otra cabeza del equipo, empezaron con los recorridos por el Guaire, desde Las Adjuntas, donde nace, hasta Petare, para que el caraqueño de a pie desmonte por sí mismo los mitos creados en torno a ese gran arroyo, que en sus tiempos mozos fue el protagonista de los paisajes de la Caracas con historia republicana de los que tantos próceres e intelectuales como Andrés Bello, Bolívar y Francisco de Miranda se jactaban.
Silva, también fundadora y directora de Enlace Arquitectura, cree que la relación del caraqueño con el Guaire «es evidente y medular, ¿por qué existe Caracas si no es porque es un valle con un río?» Entonces, con esas caminatas con la gente, trató de acabar con el escepticismo de muchos respecto a lo bueno y útil que pudiese ser el arroyo, una vez saneado, en aspectos urbanos y recreativos.
«Basta que te acerques y lo camines un poco para que constates que no huele mal, que veas las aves, veas la vegetación y te lo imagines sin basura (…) La gente lo usaba para pastorear sus animales y se iba a caminar sobre el borde; o las lavanderas venían a lavar la ropa. Hay imágenes de familias enteras pasando un domingo y comiendo al borde del río», recuerda la experta.
Y a eso quieren volver, a la Caracas del Guaire limpio con potencial para convertirlo, a él y sus alrededores, además de en un bulevar con un espacio arborizado, en una nueva vía para el peatón y el ciclista.
«Es un espacio invaluable al que no le hemos parado. Podemos tener 16 kilómetros lineales con poca inversión, desde Parque Central hasta más allá de Petare. Pudiéramos tener un número impresionante de nuevo espacio público, y no es cualquier espacio público, es uno vinculante. Por ejemplo, si yo viviera en el barrio La Línea, pudiese montarme en bicicleta y llegar a la Central (UCV) a estudiar».
Carvajal señala que por el río Guaire —desde Parque Central hasta Los Estadios y Ciudad Universitaria— hay una caminería de piedra, diseñada a principios de los años 80, que se ha perdido por el abandono, pero podría recuperarse. La ventaja principal es que ya la estructura existe.
Uno de los puntos que el activista resalta es que la readecuación de los espacios del Guaire también significaría mejorar la movilidad en Caracas, donde 80% de sus ciudadanos se mueve entre transporte público y a pie, y apenas 20% en vehículo, según los datos que maneja Ciudad Laboratorio. Por eso, para él, con «Orilla viva, Guaire posible», «lo que estamos planteando es hacer un acto de justicia espacial». Y sus palabras cobran más peso cuando lo dice desde un lugar que escenifica el problema: la avenida principal de Bello Monte, en Miranda, y a orillas del Guaire. Carvajal muestra que en esa vía estaban dos aceras que representaban solo 20% de toda la sección vial. 80% «se lo quedan» los vehículos, lo cual, a su juicio, es una distribución completamente asimétrica e injusta.
«Lograríamos —con la consolidación del Guaire como parque— sumar seis kilómetros de caminería y de espacio peatonal para la ciudad vinculándose, además, al río», señala.
Joaquín Benítez, director de Sustentabilidad de la Universidad Católica Andrés Bello, considera que ejecutar esos proyectos podría traer grandes beneficios para Caracas, ya que la creación de un entramado de áreas verdes interconectadas, con el Guaire como eje principal, sería un elemento de sostenibilidad importante para la ciudad.
«Siempre ha estado asociada al río Guaire la discusión de (…) usar el espacio encima del río como una vía de comunicación, un transporte elevado, una suerte de corredor de comunicaciones; y está la consolidación del corredor del río Guaire como un espacio verde, un corredor verde que se conecte con otros corredores que pudieran ser algunas de las quebradas afluentes al río Guaire. Ese sería otro elemento que le brindaría bastante sostenibilidad a la ciudad: poder generar más áreas verdes consolidadas e interconectadas entre sí a lo largo de la urbe. Por ejemplo, corredores verdes que conecten la ribera del río Guaire arborizada con El Ávila o que conecten las áreas verdes al sur de la ciudad con las quebradas que dan al río Guaire y estas a su vez estén arborizadas hasta el río», explica el también integrante de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat.
Pero lograrlo tiene sus retos, más allá de que sí es una posibilidad real.
¿El Guaire soñado es posible y factible?
El profesor Benítez dice a TalCual que la iniciativa más importante de recuperación del Guaire ha sido la correspondiente a la construcción de colectores en los márgenes del río, los cuales interceptarían todas las aguas negras de la ciudad, con un total de 12 subcuencas beneficiadas, para de esa manera garantizar que las del gran afluente fuesen lo más limpias posible. Este fue el famoso «Proyecto de Saneamiento del río Guaire» para el que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó una inversión de 370 mil millones de dólares solo para la tercera fase, que fue con la que contribuyó. El monto global requerido fue de $2.500 millones.
En 2005, Hugo Chávez, para ese entonces presidente de Venezuela, convidó a su homólogo nicaragüense Daniel Ortega a echarse un chapuzón —en 2006— en lo que serían las aguas descontaminadas del Guaire. Hasta le ofreció un sancocho, pero ese festejo presidencial nunca se dio. Hoy, casi 20 años después, el arroyo sigue tan turbio como las Memorias y Cuentas del ministerio de Ecosocialismo, que no dan información completa y detallada sobre el cumplimiento de la obra y el dinero usado.
«Desde el punto de vista técnico es factible (el plan de saneamiento mencionado anteriormente). Lo que pasa es que es una iniciativa costosa y tiene algunos retos de implantación porque significa de alguna manera intervenir en algunas zonas en la ciudad e interrumpir vialidad mientras se construye la obra, etcétera; pero es posible, factible y consideramos que muy necesaria», continúa el profesor Benítez.
Por todo el historial que hay en torno a planes para el Guaire, los desafíos actuales para su saneamiento y transformación general son institucionales. José Cheo Carvajal señaló que si bien es un desafío local es, al mismo tiempo, metropolitano.
«Aquí (en Bello Monte) digamos que gobierna la alcaldía de Baruta, pero también esto forma parte del estado Miranda, y todo está vinculado a un tema de las aguas, entonces hay unos entes de competencia nacional que deberían involucrarse (en referencia al ministerio de Aguas y de Ambiente, por ejemplo). Yo creo que esto es juntar actores para que todos pongamos el foco en lo mismo», indica.
Hasta el momento, según Ciudad Laboratorio, los planteamientos de «Orilla viva, Guaire posible» han sido discutidos con las autoridades de la Gobernación de Miranda y con las del nivel municipal. También Banesco y otros actores financieros, no políticos, han mostrado interés en el proyecto, sobre todo porque sus sedes están en la zona que resultaría beneficiada.
Pero, de nuevo, hay que recordar que el Guaire atraviesa toda la urbe, por lo que, tal y como apunta Benítez, otro de los grandes retos es que «los cinco municipios de Caracas logren integrarse alrededor de iniciativas que construyan sostenibilidad a toda la ciudad».
Y sí, los ciudadanos también son actores claves. Elisa Silva lo sabe y por eso insiste en la importancia de la aprobación ciudadana, porque, a su consideración, el entusiasmo que se muestre motivará o presionará a las instituciones públicas para que apoyen las acciones propuestas por su organización y la de Carvajal.
En cada caminata por las orillas del Guaire han intentado replicar cómo sería ese bulevar. Han puesto a la gente a bailar con instructores de bailoterapia que han dado sus clases en plena calle, han llevado parrandas y hasta han guindado hamacas en los árboles que dan sombra al gran caudal caraqueño.
Pero las personas no son las únicas que viven la ciudad.
«Hay otros actores que no tienen voz, lamentablemente, pero que deberíamos conseguir una manera de dársela. Me refiero a todas las aves, para las que el Guaire funciona como corredor de este a oeste, las flores, la vegetación. ¿Quién defiende a ese actor?», interroga la arquitecta.
Silva, quien ha sido profesora de arquitectura en la Universidad de Toronto, Harvard, y en la Simón Bolívar, asoma que en otros países han empezado a darle voz jurídica a elementos como ríos y citó el caso concreto del río Atrato de Bogotá, en Colombia. En 2016, la Corte Constitucional lo declaró como «individuo sujeto de derechos», es decir, que tiene derechos propios como cualquier persona.
Tal acción se hizo ante «la necesidad de encontrar una vía jurídica para garantizar su conservación y protección». Ahora, tanto al ministerio de Medio Ambiente colombiano como otro grupo de siete personas son los apoderados o representantes del río ante los tribunales y garantes de que las ocho órdenes establecidas en la sentencia T-622 se cumplan, entre ellas su descontaminación.
El punto en el que todos coinciden es en que para generar sostenibilidad en la ciudad hay que promover la convicción de la gente de que «debemos estar integrados nosotros a ella», respetando sus recursos, sus espacios.
«Cuando nosotros nos escindimos de los espacios de la ciudad, cuando nos separamos, cuando decidimos no reconocernos a nosotros dentro de ese espacio, en ese momento empieza a ser la ciudad insostenible (…) La ciudad es lo que está aquí, lo que tú haces, el contacto, la gente, los espacios, las otras especies que habitan la ciudad con nosotros. Tenemos nosotros que reconectarnos con ella y, sobre todo, empezar a ver esos espacios naturales de la ciudad. Eso es lo que nos va a empezar a mover por el camino de la sostenibilidad», sentencia Carvajal.