Ortega llegó al punto más álgido de su gestión con ataques a la Iglesia
En el país centroamericano han cerrado al menos 1.400 organizaciones no gubernamentales y aproximadamente 120 periodistas han tenido que exiliarse por la persecución en su contra por parte de las fuerzas policiales de Ortega
En Nicaragua el régimen de Daniel Ortega ya tiene 16 años en el poder. Sin embargo, fue a partir de 2018, luego de las protestas antigubernamentales por las reformas sociales que implementó ese año, que avanzó en su política estatal de represión. En ese período de manifestaciones se registraron 350 ejecuciones extrajudiciales, con policías disparando de forma letal, a la cabeza, cuello y tórax a la ciudadanía protestante.
Desde ese entonces la Iglesia Católica participó en mesas de diálogo instauradas en ese país para alcanzar soluciones a los conflictos políticos; pero hoy, más que un ente mediador, es el nuevo blanco de Ortega, dijo el periodista Wilfredo Miranda, cofundador del medio Divergentes, durante el Crónicas Crónicas de este 26 de agosto. La «represion que vive (la institución religiosa) se enmarca en un proyecto totalitario de aniquilar toda voz crítica a Ortega».
«Hay siete sacerdotes presos y un obispo al que se le dio medida de casa por cárcel. Esto te da una dimensión de la persecución (…) Yo sé que ustedes en Venezuela viven un régimen similar, pero el agravamiento en Nicaragua es más sádico, más rápido. En su país queda espacio para que haya periodistas adentro, en el nuestro ya no. No hay músicos, no hay sociedad civil porque el gobierno ha cerrado 1.400 ONG, no hay defensores de derechos humanos porque han huido», expresó el reportero en entrevista con Alonso Moleiro, del equipo de TalCual.
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En ese sentido, comentó que Ortega y Nicolás Maduro «usan el ropaje de izquierda», pero el sandinista opera una administración «totalitaria y casi fascista». Cree que una de las diferencias entre ambos países es que en Nicaragua aún no ha habido una crisis humanitaria como la nuestra y que allá, con más de 120 periodistas exiliados y 180 presos políticos, el nivel represivo es mucho más «preocupante».
«Antes de 2018 había persecución, pero había una fachada de un país que caminaba. Era un régimen híbrido, de los que tiene un pie entre lo que funciona y otro en el autoritorismo. Pero al explotar la olla de presión (por las reformas gubernamentales) y al ver que mucha gente se le volteó (a Ortega), empezó la masacare, y no lo digo yo, lo ha dicho la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por ejemplo», agregó el periodista.
Lo que ahora queda en ese territorio centroamericano son partidos comparsa, «de maletín, que le hacen el juego a Daniel Ortega»; queda una ciudadanía aterrorizada que vive bajo un estado policial de terror; quedan algunos periodistas, con un muy bajo perfil. » Con el ataque a la Iglesia, lo único que le faltaba al gobierno atacar frontalmente, ya se hizo», puntualizó Miranda.
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