Otra vez el disco rayado del magnicidio
A algunos de los personeros del chacumbelato ya se les deben haber fundido casi todas las neuronas. Hay que ver que salir a estas alturas con la excusa del «magnicidio», para explicar la ausencia del Gran Timonel en la toma de posesión del Presidente de El Salvador, revela que esos cerebros están oxidados. Lo más cómico de todo fue meter entre los supuestos magnicidas nada menos que al viejo terrorista cubano Posada Carriles, que está preso y enjuiciado en Estados Unidos.
¿Hasta cuándo van a seguir con ese disco rayado? ¿Qué quieren demostrar con ese empeño en inventar atentados contra Chacumbele? ¿Rodearlo del halo del hombre que vive eternamente en peligro? ¿No es más fácil y creíble la excusa de una banal diarrea o de una gripe? ¿O es que eso es muy poco heroico, muy poco digno del Titán de Sabaneta? Ya que estamos en plan de especulaciones, ¿no será que la verdadera razón para huirle al compromiso con Mauricio Funes fue el conocimiento que tenía de los párrafos que este habría de dedicar en su discurso a Lula y a Obama? Y, a propósito, ¿también se preparaba un magnicidio contra Evo Morales y Daniel Ortega, quienes tampoco asistieron? ¿Se trataba, pues, de un triple play lo que se cocinaba en El Salvador? Un gobierno serio siempre tiene a mano un stock de excusas creíbles para cuando sus mandatarios quieren eludir un compromiso.
Pero es que ni en esto es serio este gobierno. Siempre la misma vaina: el Presidente no fue porque lo quieren matar. Y, a todas estas, ¿por dónde andaría Chacumbele? Casi tres días sin hablar era como para que la AN aprobara un acuerdo de duelo nacional.