¡OTRO CNE YA!, por Teodoro Petkoff
La Iglesia puso el dedo en la llaga: el fraude es una posibilidad
“Don” Luis Corleone dijo ayer, respondiendo a las preocupaciones de la Iglesia, que ésta “se hace eco de los… ataques contra el MVR… para oponerse a los cambios políticos que requiere el país”. La respuesta es típica. Quien hace observaciones o críticas es porque “se opone a los cambios”. Puesto que estos han sido definidos como “revolucionarios”, quien se opone es, pues, un “contrarrevolucionario”. De este calificativo al de “traidor” no hay sino un paso, que se da con muchísima frecuencia en el lenguaje de Chávez y sus acólitos, al referirse a sus adversarios. Por supuesto, con “traidores” o “contrarrevolucionarios” no se discute si no que se descalifica y, si las circunstancias lo permiten, se les mete a la cárcel y hasta que se les fusila, como ha ocurrido en otros países. La mentalidad totalitaria no entiende la democracia. Por eso, para ella no existe la “oposición” o la “disidencia”, como expresiones de las contradicciones propias de la vida social, sino la “traición”; es decir, “el delito” moral, con el cual, lógicamente, no puede haber más trato que el del “castigo”. La mentalidad totalitaria no puede convivir con una opinión distinta a la suya. La ve siempre. una amenaza. Si el chavismo es dominado por esa clase de mentalidades, que arrastran gentes como Corlione desde sus juveniles años comunistas, y a la que no es ajeno el propio Chávez cuando se vuelve intolerante en su lenguaje, la posibilidad de un debate democrático y civilizado hace cada vez más precaria. Más sensatamente que Corleone respondió el CNE, al reconocer que es necesaria la presencia de otras fuerzas políticas en ese organismo. Lo que quiere decir que todavía hay reservas democráticas en el mundo chavista. Pero la proposición del CNE es, desde luego, insuficiente. De lo que se trata es de reformular el CNE, para dar voz y voto a todas las corrientes políticas en liza y para modificar la infraestructura técnica del organismo, hoy totalmente en manos del MVR. Allí están los que podrían hacer las trampas. Esa modificación debe hacer el Congresillo. Pero para ello habría que derrotar en este organismo la mentalidad dictatorial de su presidente, Corleone. El país tiene que reaccionar ahora, no después que nos metan en el chuzo.