Cada día se producen en Venezuela más de 30 protestas
El 89% de las protestas se dieron para exigir derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, mientras 11% exigiendo derechos civiles y políticos
El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 927 protestas en abril de 2018, equivalente a un promedio de 31 manifestaciones diarias. Esta cifra representa un incremento de 25% en comparación con el mismo periodo del año pasado, una evidencia de la profundización del colapso en Venezuela.
El 89% de las protestas se dieron para exigir derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), mientras 11% exigiendo derechos civiles y políticos (DCP).
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Al finalizar el mes de abril y en lo que va de los primeros días de mayo continúan las protestas por servicios básicos, principalmente por electricidad, gas doméstico y agua potable; además de protestas por alimentos y medicinas, colapso en el servicio de transporte.
En menor medida se producen movilización de partidos políticos y sociedad civil en rechazo a la próxima jornada de votación del 20 de mayo, cierres de calle y concentraciones de diversa índole.
Las constantes fallas en la distribución de gas doméstico han generado descontento en hogares venezolanos, siendo las ciudades y poblados del interior los más afectados. Las personas se ven obligadas a implementar antiguas técnicas para la preparación de las comidas, y a cambiar sus hábitos alimenticios para adecuarse a las precarias condiciones de vida.
Adicionalmente, cada vez son más las protestas exigiendo la prestación o restitución del servicio de agua potable, que se ha visto afectado en innumerables comunidades, por presuntas fallas en las tuberías, generando el cobro excesivo por parte de camiones cisternas, incremento sin control sanitario de los negocios que venden botellones de agua potable, aumento de enfermedades, paralización de clases, servicios médicos y otras vicisitudes.
La inseguridad alimentaria siguió tomando espacio en los hogares venezolanos, reinando el desabastecimiento, escasez y carestía de productos. De hecho, de las 927 protestas registradas de abril, 91 estuvieron vinculadas a la crisis alimentaria. Un promedio aproximado de tres protestas diarias por alimentos.
Aunque el número de protestas es menor al registrado a comienzos del año, la crisis persiste. El poder adquisitivo del salario no permite cubrir las necesidades básicas, producto de la hiperinflación que vive el país. Algunas familias han cambiado su patrón de consumo, eliminando alguna de las comidas diarias o dosificando las cantidades. En otros casos, ha incrementado la dependencia de las bolsas de alimentos comercializadas por los Clap.
Se mantienen largas colas frente a supermercados para la adquisición de productos cada vez menos regulados, porque se ha detectado su incremento de precio de forma sistemática.
La falta de medicinas, implementos quirúrgicos, remuneración al personal médico, deficiencia en infraestructuras hospitalarias e inseguridad personal continuaron movilizando a médicos, enfermos y familiares.