Padres hacen «lo que sea» para comprar uniformes y útiles escolares
En un intento por minimizar los gastos, algunas escuelas aplicarán métodos de aprendizaje colaborativo con útiles comunitarios, mientras que otras no exigirán el uniforme completo a los estudiantes
Autor: Jorge Hernández
A pocos días de la finalización del año académico en colegios de todo el país, el gran dolor de cabeza de padres y representantes es dar con la forma de completar la compra de la lista escolar. Y no son pocos los que han tenido que recurrir a una estrategia inusual para lograrlo: la venta de objetos personales y de artefactos eléctricos a fin de completar, por lo menos, parte de lo necesario.
La razón es simple: ante el indetenible avance de la inflación, lo que gana la mayoría de los jefes de hogar apenas alcanza para cubrir un porcentaje muy bajo de la canasta alimentaria, por lo que es poco lo que queda para cubrir otros gastos, afirma Noelbis Aguilar, directora nacional de las escuelas de Fe y Alegría.
En este sentido los padres se han visto en la necesidad de tomar medidas desesperadas, al percatarse de que los precios de uniformes, zapatos, resmas de papel, colores, cuadernos y libros, entre otros insumos, aumentan entre 30% y 150% cada semana; alzas que hacen impagables los montos incluso para las familias que reciben remesas del exterior.
Aguilar y Nieto coinciden en que los salarios que devengan los venezolanos no alcanzan para cubrir la lista de útiles, uniformes, pago de la matrícula y mensualidad adelantada del periodo escolar 2018-2019″
Andrés Nieto, cuyos dos hijos cursan en un colegio privado en la parroquia San Bernardino de Caracas, lleva ya tres meses de búsqueda de útiles y uniformes con lo poco que ha podido vender. “Vendí prendas de oro, una batidora, juguetes en buen estado y algunos libros de secundaria para comprar solo el 10% de la lista escolar, porque cada vez que voy a preguntar por un cuaderno o texto de primaria el precio ha cambiado en más del 30% en apenas una semana”, asegura.
Desde finales de abril, los miembros de la directiva de los colegios públicos y privados del país comenzaron a entregar a los padres y representantes la lista de útiles para el periodo escolar 2018 – 2019. Sin embargo, la grave crisis económica en Venezuela ha impedido que los padres compren los materiales necesarios para cumplir con las actividades del próximo año.
Aguilar resalta que desde las instituciones de Fe y Alegría iniciaron una campaña de recolección de fondos para comprar cuadernos y lápices para al menos 118 mil estudiantes a nivel nacional, divididos en 174 escuelas. Cuando la organización inició esta campaña un cuaderno valía Bs. 2 millones, las libretas de seis materias Bs. 4 millones y una caja de lápices de marca superaba los Bs. 3,5 millones.
En instituciones subsidiadas maestros y representantes acordaron la recolección de uniformes usados, para niños de todos los niveles. “Le pedimos a la Asociación de Padres y Representantes que donen uniformes, calzado, franelas blancas para educación física, chemises amarillas, azules o beige para esos niños cuyos padres sabemos que aún vendiendo lo poco que tienen no podrán cubrir la lista escolar”, destaca Aguilar.
Para el nuevo período de clases, en la mayoría de los colegios se acordó la flexibilización en la compra de útiles escolares y uniformes para garantizar el derecho a la educación. “También haremos estudios socioeconómicos en el núcleo familiar para determinar cuánto pueden pagar los padres por la mensualidad o colaboración para el colegio, cuyo funcionamiento ordinario se garantiza con las familias”, indica Aguilar.
Útiles comunitarios
En Fe y Alegría trabajarán en el próximo año escolar con los primeros auxilios pedagógicos. “Haremos trabajos más colaborativos y tareas en las escuelas con los colores de todos. Dotaremos cada aula con un kit necesario de colores y demás materiales”.
Algo parecido aplicarán en otras escuelas. Alejandro Sulbarán, miembro de la Asociación de Representantes de un colegio privado en el este de Caracas, explica que para el nuevo periodo escolar los profesores aplicarán el aprendizaje colaborativo. “Eso implica cambiar las estrategias de enseñanza por la crisis económica del país. Los estudiantes aprenderán con los recursos de todos, con materiales que incluso se rotarán por las aulas”, adelanta.
Sulbarán explica que por semana algunos estudiantes estarán integrados a tareas que impliquen dibujos y otros se dedicarán a trabajos de investigación en salas de computación, ello con el fin de ahorrarse papel, lápices y demás útiles que no podrán costearse, aún vendiendo enseres del hogar.
“Es optimizar mejor los recursos para que ningún niño se quede fuera del sistema escolar. En mi caso los profesores armaron sus propias guías para evitar la compra de textos escolares que superan los Bs. 15 millones, y mínimo por alumno se necesitan entre tres y seis libros”, precisa.
A la familia Sulbarán le tocó vender ropa usada, maletas, videojuegos, películas y juguetes en buen estado para comprar hasta el 30% de los útiles de sus dos hijos. “Apenas nos alcanzó para cuadernos y lápices. Nos piden llevar una resma de papel, pero costaba más de Bs. 15 millones y el dinero no alcanza”.
Otros han optado por reciclar los uniformes. En las familias con más de un hijo, los menores heredan chemises, pantalones, zapatos y ropa deportiva usada para sus hermanos mayores. “No podemos comprar uniformes nuevos. Hasta inicios de julio un pantalón azul se vendía por encima de los Bs. 8 millones, camisas blancas por más de Bs. 4 millones, monos deportivos en Bs. 8 millones y los zapatos para el colegio superaban los Bs. 30 millones”, asegura Leidis López, miembro de la comunidad educativa de un colegio en el municipio Chacao.
Menos exigentes
Noelbis Aguilar cuenta que este año el no tener los recursos ni comprar la lista escolar completa, no debe impedir el derecho a la educación de los estudiantes. “La situación del país nos lleva a promover una cultura distinta para que aprendan. Nosotros estamos promoviendo actividades con los materiales y libros en las escuelas. Hay que evitar lo de tener un libro único por estudiante. Se debe, más bien, surtir las bibliotecas y mantener los salones de computación para acceder a la información”.
Lila Vega, vocera de la Red de Madres, Padres y Representantes, explica que en el venidero año escolar los profesores y directores no harán de la lista escolar y uniformes completos un requisito indispensable.
“Si un padre no tiene para comprar zapatos de goma, en el colegio no puede impedirse la entrada del alumno. Hay más tolerancia en lo que se exige de uniformes. Es un esfuerzo de las comunidades educativas para permitir que la escuela se mantenga operativa con otro tipo de uniformes y con bancos de útiles y libros. Es llevar a la mínima expresión la compra de materiales nuevos y minimizar el uso de papel. Hay un esfuerzo por usar papel reciclado. Aprovechar la tecnología con correos electrónicos y así ahorrarse el uso del lápiz, papel, tinta y de algunos cuadernos”, enfatiza.
Vega señala que el reto fundamental es que niño llegue a la escuela bien alimentado. “Entendemos las limitaciones del transporte público, lo difícil que se hace la llegada de maestros a los salones de clases y la compra de útiles y uniformes. Esos conceptos de colores en pantalones y zapatos cambiarán”.
La vocera de Red de Madres, Padres y Representantes explica, además, que las escuelas necesitan planificar para el futuro. “En esta hiperinflación pensamos solo en lo inmediato, pero con los niños tenemos que planificar. No podemos diferir su educación. Las escuelas están buscando los recursos que puedan usar. Hacen guías por internet y enlaces a beneficio de los estudiantes. Muchas construyen material con libros viejos. Y hay padres armando cuadernos con hojas recicladas para alguno de sus hijos”.
Agrega que lo esencial ni siquiera es el libro sino la interacción del maestro y el niño en el salón de clases.
Lo cierto es que el año escolar se viene encima en medio de un inédito proceso hiperinflacionario que amenaza con destrozar cualquier intento de padres y representantes por equipar a sus hijos con lo necesario para el nuevo período, lo que se convierte en un elemento adicional para el normal proceso de aprendizaje de las futuras generaciones de venezolanos.