Pan no. Sofocones si, por Marisa Iturriza

Para referirse a lo común y corriente se decía “el pan nuestro de cada día”. Ese refrán no tiene sentido aquí porque conseguir pan (y cualquier cosa) es extraordinario. En cambio, “el sofocón nuestro de cada día” si sería más ajustado y, de paso, desmentiría al tango ese que afirma que “20 años no es nada”. No, estimados tangueros. Es demasiado. Vengan pa’ que lo vean.
Como este no es un “Departamento de Quejas y Reclamos”, pues en todo el territorio tal instancia no existe, no vamos a alimentar el sofocón de todos los días y más bien vamos a reconocer el peculiar sentido del “humor” que tiene el proceso al denominar “fuerte” al cada vez más débil bolívar. Luego, tras unas cuantas jugarretas con el pobre, ahora le cancha el adjetivo “soberano” al que, de acuerdo con la amen advertencia, va a poner a circular dentro de poco, augurándole más éxito todavía que el alcanzado hasta el momento con los diversos experimentos realizados. En lo del “humor” dijimos peculiar ¿No?
Entonces, apartando los “sofocones” usuales, para mas, ahora nos adelantaron las elecciones. En este punto hay que reconocer algo en lo que el proceso es coherente, y lo es con lo que le interesa, que es conservar el poder “como sea” y, por lo tanto, aunque dentro del mismo puede que haya más de uno que aspire llegar, el proceso se concentró en presentar un solo candidato, el candidato a la pseudo-elección
En cambio, los dirigentes de la oposición no logran unirse en consenso y, en lugar de nos-unimos-y-votamos-todos o nos-unimos-y-nos-abstenemos-todos, unidos con los electores, que va, con los egos de quienes si van a resolver esto no hay quien pueda y, por lo tanto, no hay UN candidato opositor, si no varios y, mientras este peñero se hunde, hay “músicos” que -a pesar de estos sofocones- siguen tocando, pudiendo aplicárseles unos versos del insigne Aquiles Nazoa cuando rima:
Y fue el fin de esta varilla
que por estar de pazguatos,
que entre tantos candidatos,
ninguno llegó a la silla