Para escurrir la maleta, por Teodoro Petkoff
Yo -El-Supremo presenta hoy ante el parlamento su reforma constitucional —mejor dicho, su proyecto de nueva constitución—. ¿Será coincidencia que lo haga en medio del escándalo de la maleta de Guido Antonini? No, no lo es. Todo el mundo ve en esto una tentativa de escurrir el bulto. Tanto así que Cilia Flores se sintió obligada a exclamar: “No jueguen con la inteligencia de los venezolanos”. La doña está equivocada. Aquí los únicos que están jugando con la inteligencia de los venezolanos son los oficialistas. Quienes toman por pendejos a los demás son quienes vienen diciendo que lo de la maleta fue un “incidente menor”, “que pasa todos los días en todos los aeropuertos del mundo”, “que fue un estúpido pote de humo”, “que por qué armar un escándalo mediático con un señor que se baja con una maleta llena de dólares” y, finalmente, en absoluta contradicción con la minimización del hecho, atribuirlo, no habría faltado más, a la inefable “conspiración del imperio”. O bien nos toman a todos por estúpidos o los estúpidos son esos a quienes no les da la cabeza sino para producir tamañas ruedas de molino, con las cuales quieren hacer comulgar a los venezolanos.
Pero ya el propio Chacumbele se puso al frente de la “Operación Tapareo”. Asumió el mando de las actividades para sacar del aire a Guido Antonini y sus dólares. Por dónde venían los tiros ya lo dijo, cuando le rechazó airadamente a Kirchner el ruego de que “hiciera un gesto”, que “presentara una excusa” El único que está dispuesto a hacer es el hitleriano: mientras más grande es la mentira, más crédula la gente. “No hemos hecho nada, no tenemos nada de que excusarnos y vamos a otra cosa”. De modo que Uzcátegui, vicepresidente de Pdvsa y presidente de Pdvsa-Argentina, puede estar tranquilo. Nadie le pedirá explicaciones. También su hijo. Nadie averiguará qué hacía en ese avión. Tampoco tendrán que explicar nada los otros funcionarios de Pdvsa que viajaron. Mucho menos Rafael Ramírez. Este es el niño consentido del capo di tutti capi. Por supuesto, Antonini y sus conexiones tampoco serán jorungados. Isaías Rodríguez está puesto allí para encangrejar el caso, no para esclarecerlo.
Pero, por más que Chávez quiera desviar la atención con su esperpéntica “reforma constitucional”, la maleta de Antonini es como unos de esos muñecos que llaman “porfiados”. Aquí, con su control autocrático de todos los poderes, Yo-El-Supremo hará todo lo posible por imponer su versión de las cosas: “No pasó nada, la maleta no existe, es un invento del imperio, Antonini es un agente de la CIA”. Contra su pesar, viene al pelo la tan citada frase de Abraham Lincoln: “Se puede engañar a una parte de la gente todo el tiempo; se puede engañar a toda la gente una parte del tiempo, pero no se puede engañar a toda la gente todo el tiempo”.