Para ganar el 28 y gobernar es necesaria la unidad, por Freddy Núñez
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María Corina Machado estremece a Venezuela. Hacía muchísimo tiempo que no se veía un liderazgo capaz de establecer una conexión tan poderosa y magnética con las grandes mayorías nacionales.
Y es más llamativo aún, que ese estrecho vínculo se establezca sin que ella apele a la demagogia y al populismo tan estrujado durante estos 25 años.
Machado está llamando a reconstruir un país cuyos cimientos están hoy fracturados en todos los órdenes. Por donde pasa verdaderas marejadas humanas acuden voluntariamente a escucharla, no hay autobuses, ni amenazas, ni chantajes.
Es la encarnación de una esperanza y el grito de rebeldía de un pueblo convencido de que ha sido víctima durante un cuarto de siglo de una colosal estafa que sólo ha dejado destrucción, hambre, miseria y el alma venezolana bastante destartalada.
Los que desde el poder le hablan de socialismo, se han enriquecido desarrollando la peor corrupción que haya conocido la patria desde la llegada de Cristóbal Colón a estas tierras.
Todo indica que Venezuela está decidida a derrotar cualquier nueva tropelía del régimen de Maduro, a vencer cualquier intento de atropellar la inmensa voluntad ciudadana de darse un nuevo gobierno.
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Se percibe en el ambiente y se aprecia en cada esquina del país una firme decisión de elegir al embajador Edmundo González Urrutia, candidato elegido por unanimidad por los 10 partidos que integran la Plataforma Unitaria Democrática, y María Corina Machado.
Pero el mandado no está hecho. Esas inmensas masas de venezolanos que acompañan el recorrido de MCM por nuestra geografía tiene que traducirse en votos que elijan de verdad, que se respeten, que puedan ser contados y verificados, en cada mesa de cada centro electoral.
Maduro y sus indignas “instituciones”, para quienes la democracia es un estorbo incalable, hicieron lo imposible para garantizar que no se inscribieran millones de nuevos votantes dentro del país y para impedir el voto de los coterráneos que viven el exterior. Aún así hay que estar ciego para no apreciar el enorme repudio y hastío que produce esta gente en el poder.
Se impone en lo que resta de camino hasta el 28 de julio, utilizar al máximo todas las potencialidades que ofrece la unidad nacional construida.
María Corina está llamada como líder indiscutida de este movimiento liberador, a actuar con grandeza, a llamar a todos los partidos, organizaciones e individualidades a incorporarse a la campaña, a acompañarla en sus giras, a construir juntos la maquinaria electoral que garantice los votos suficientes para ganar por una verdadera avalancha.
Para ganar las elecciones y para gobernar a Venezuela será indispensable la unidad nacional.
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