Para Miraflores Tarek William Saab se porta bien
La fiscal general de la República perdió la confianza del cogollo chavista, mientras que el defensor del Pueblo la mantiene pues su conducta durante 2016 estuvo apegada a los intereses gubernamentales
Sebastián Boccanegra
Se concretó lo que era un rumor a voces: Tarek William Saab es el presidente del Consejo Moral Republicano, ese otro poder que se inventó el chavismo y que durante todos estos años ha estado plegado de rodillas a Miraflores. La novedad en este año es que al defensor del Pueblo no le tocaba presidir ese ente, el cargo le correspondía a Luisa Ortega Díaz, la fiscal.
Pero la señora Ortega Díaz no es confiable ya para el cogollo chavista. Su actuación este año ha rayado en la indisciplina abierta. ¿Qué hizo la fiscal para perder la confianza? Actuar, en la mayoría de las ocasiones, apegada a la ley. Eso en cualquier parte del mundo sería lo correcto, pero en Venezuela lo es solo si le conviene a los intereses políticos del Gobierno.
En el pasado la fiscal se prestó a cualquier iniciativa de Hugo Chávez, Nicolás Maduro o el capitán Cabello. Este año cambió la cosa. No acusó a nadie sin pruebas medianamente ciertas. Se desmarcó de algunas iniciativas políticas del Gobierno. No formó parte del coro que repite las consignas y órdenes de Miraflores. Empezó a escribir su propio guión. Eso no la excusa de sus actuaciones precedentes, pero no se puede negar que tuvo una actuación mucho más institucional que en el pasado. Un avance importante para la democracia y preocupante para el autoritarismo.
Eso se castiga dándole el puesto a Tarek William Saab. El defensor del Pueblo que, como sus dos predecesores, pone por delante su militancia partidista a lo establecido en la Constitución y en las leyes. Por eso es confiable para el cogollo chavista.
Nosotros nos incluimos entre los que tuvimos la esperanza de que William Saab rompiera con la conducta que tuvieron Germán Amundaraín y Gabriela Ramírez, ambos más preocupados por defender el gobierno y su puesto que por defender al pueblo. Su pasado como militante en defensa de los derechos humanos nos hizo creer que pudiera anteponer esa conducta a los intereses del gobierno. Los hechos han demostrado que nos equivocamos.
A pesar de sus intentos, a pesar de que en ocasiones haya intercedido para tratar de corregir desafueros gubernamentales, a la hora de la chiquita William Saab se quita su traje de defensor de los derechos humanos y deja ver el de militante del Partido Socialista Unido de Venezuela. No en vano desde las Naciones Unidas rebajaron la calificación al ente que dirige por su sesgo progubernamental.
La decisión tomada por dos de los tres integrantes del Consejo Moral Republicano -Ortega Díaz, Willian Saab y el contralor Manuel Enrique Galindo -este más militante del PSUV si cabe- de no otorgarle el cargo a la fiscal le da la razón a quienes nunca confiaron en él. Triste realidad.
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