¿Para qué estudiar en Venezuela?, por Rafael A. Sanabria M.
Es asombroso (y triste) escuchar a estudiantes recién egresados de bachillerato o que ya están cursando una carrera universitaria, expresar la interrogante ¿para qué estudiar en Venezuela? Si después de graduado no tengo donde emplearme o simplemente voy a ganar sueldo mínimo, muy por debajo de lo que gana un comerciante que jamás tomó un libro o cuaderno. Tal vez estas causales son las que generan las desmotivación en la generación, en este momento histórico.
Pero esto no puede ser el motivo para colocar de un lado el único instrumento que nos puede generar desarrollo en el país. La educación es la vía para transformar el país, es la única arma para luchar en contra cualquier tipo de imperio, dependencia y opresión.
Si permitimos que la generación de relevo abandone las aulas estaríamos contribuyendo al declive o a la posibilidad de hacernos un país independiente en todos los órdenes. Tenemos que sumar esfuerzos para hacer que de nuestras aulas emerjan los talentos que coadyuven a levantar las columnas de nuestro país, que hoy están apenas en cimientos, por la baja calidad educativa que ha brindado en estos últimos tiempos nuestro sistema educativo.
Este año escolar lo hemos cerrado a través de la educación a distancia, pero “a los golpes” porque el Estado que debe ser el garante de propiciar y generar los recursos para que se pueda cumplir esta modalidad de estudio, no ha hecho nada para reactivar las empresas del Estado pertinentes.
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Por ejemplo, Cantv quien de alguna manera debe brindarnos acceso a internet pero estamos en tiempos de una profunda crisis endógena, aunado a que todos los venezolanos no cuentan con teléfonos celulares de alta gama y si lo tienen no cuenta con el dinero para mantenerle los megas. Corpoelec cuya crisis también es profunda y endógena, a cada rato cortes de electricidad. Entonces, es comprensible la desmotivación de nuestros jóvenes para expresar su inquietud por dejar de estudiar.
Se escucha que el próximo año escolar iniciará de igual forma y el Estado ¡bien, gracias!, sin prestarle atención a estos problemas. Realmente no sé si se está jugando a desmoralizar o deformar a nuestros jóvenes, pero observo que nada apunta a mejorar la situación. Quizás esto es producto de la muletilla que se repite a diario en nuestra juventud: ¿para qué estudiar?
La solución está en reformular los planes educativos, hay que revisar si lo planteado hasta el presente ha cubierto las expectativas del mercado laboral. Por otro lado, en un país dolarizado como el nuestro, estudiar para luego salir al campo laboral y ganar para comprar apenas dos artículos de primera necesidad, no motiva a nadie, entonces prefieren el rebusque, vender cualquier cosa, de buhonero donde se obtiene un ingreso mayor al de un profesional o un sueldo mínimo de un operario y lo más alarmante es que un estudiante diga para qué estudiar o trabajar si el presidente me da un bono más alto que el sueldo mínimo y no hago nada.
Esta situación debe ser motivo de preocupación y ocupación por parte del Estado, porque un país no avanza si su educación está en el suelo, si a su capital humano no se le incentiva por crecimiento personal y profesional. Sin duda que una nación sumergida en la ignorancia es un barco sin rumbo.
A menos que para las autoridades del Estado su principal objetivo sea hacer del país tontos útiles, que estén a su merced y a la voluntad de sus políticas de Estado que cumplen una única finalidad: la dependencia total.
Entendamos que la gente es el recurso fundamental. El sostenimiento de los recursos humanos es el objetivo global del desarrollo y la educación es su fuente principal (Baber Conable Ex presidente del Banco Mundial). La Educación y el desarrollo son dos caras de la misma moneda, la formación del capital humano es llave maestra para el crecimiento económico, la capacitación tecnológica y la transformación social (Unicef)
Entonces, ante la interrogante ¿para qué estudiar?
- Para nuestro propio desarrollo humano y personal.
- Para contribuir al crecimiento educativo, económico, cultural, científico y social de nuestro país.
- Para arrojar luz en el camino.
De lo contrario seguiremos en el foso del subdesarrollo, Seguiremos como seres anónimos, sin existencia propia, cubiertos por el manto de la ignorancia más no sometidos por la fuerza.
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