Para salir del reflujo, por Héctor Pérez Marcano
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Una mafia, encabezada por Hugo Chávez, Vladimir Padrino y Fidel Castro, han logrado que dos pueblos que siempre han sido combativos se dobleguen ante la represión, cada día más salvaje y violatoria, de los derechos humanos, y la vida transcurre como si todo el mundo estuviere acorde con las disposiciones totalitarias que cada día urden para mantenerse en el control de las respectivas sociedades.
Ha sido la influencia de Fidel Castro y sus maquinaciones que han logrado que un pueblo, una nación, de 952 mil 50 kilómetros cuadrados consienta someterse a otro más pequeño y ambos países funcionen como una federación, pero siempre en función del más pequeño.
Así, todos los recursos del más rico se pusieron a funcionar en pro del más pequeño. Se ha producido lo que un grupo de periodistas ha dado en llamar “la invasión consentida”. Ello ha conducido a que el pueblo venezolano esté sometido hoy a los intereses de la mafia ya citada.
El 30-10-2000 es la fecha fatal en la que Fidel Castro y Hugo Chávez firmaron el Convenio Integral de Cooperación.
Se puede afirmar que esa fecha es un día trágico en la historia del pueblo venezolano. Chávez se convierte en el gobernante más nefasto de nuestra historia, se convierte en el gobernante que arruinó a una Venezuela próspera. Que convirtió en una colonia política del régimen cubano que, de paso, también arruinó la economía cubana que en 1959 era también próspera y encabezaba en América Latina los índices de progreso y desarrollo que la Revolución cubana se encargó de arruinar también.
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La historia nos indica que los reflujos no son eternos. Varios pueblos han vivido etapas similares. En 1905, los bolcheviques en Rusia sufrieron una severa derrota que sepultó por varios años la rebeldía que afloraría años después, con la Revolución de 1917 que dirigieron Lenin y Trotsky.
Fueron los años en que Lenin se preguntaba ¿Qué hacer?
En 1927, los comunistas chinos encabezados por Mao Tse Tung sufrieron también una severa derrota en su intento subversivo en Shangai.
De esa insurrección fallida Mao extrajo las conclusiones políticas que un 1 de noviembre de 1949 lo llevarían a la victoria. Mao, drásticamente, desechó las recomendaciones de Stalin que llevaron al fracaso a los revolucionarios europeos —alemanes sobre todo— y adoptó una estrategia afincada en los rasgos específicos de la nación china. Fue una “Larga Marcha” hacia el poder, pero superó el reflujo que ocasionó la derrota de Shangai.
Aquí debemos sobreponernos a la apatía que ahora nos paraliza. La oposición venezolana está obligada a elaborar la estrategia que derrotará al régimen totalitario.
El régimen se dispone a dotarse del entramado jurídico que le permita someter para siempre al país.
Recientemente se acaba de aprobar en la flamante Asamblea Nacional el programa parlamentario del período de sesiones. Figuran allí reformas de algunas leyes y leyes nuevas; entre ellas las que servirán para subastar nuestras riquezas. Se preparan para subastar lo que queda de Pdvsa.
Pienso que es una buena oportunidad para organizarse y luchar. Generalmente las leyes del régimen son punitivas.
Creo que la Asamblea Nacional que presidió Guaidó puede convertirse en un “Parlamento de sombra” y hacerle un seguimiento a esas leyes. Entre ellas está la del Parlamento Comunal porque el régimen mantiene su objetivo de convertir a Venezuela en un Estado Comunal.
Olvidan que las comunas de Mao ocasionaron una gran miseria y millones de muertos por hambre.
Sería una forma de movilización de la sociedad. Por ejemplo, es interesante saber cómo afectaría a la propiedad privada el nuevo Código de Comercio que nos da la posibilidad de movilizar a comerciantes y empresarios. Los bolcheviques derrotados en 1905 y los chinos en 1927 resistieron y años después coronaron la victoria.
Héctor Pérez Marcano fue dirigente político y diputado del Congreso de la República.
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