Parlamentarias y pandemia, por Adriana Moran
Más de dos años después de ese 20 de mayo y de aquellas que para muchos “no fueron elecciones”, quienes promovieron la abstención y dejaron que Maduro se enfrentara a una mayoría que se quedó en su casa, no han podido demostrar la eficacia de ese abandono. Dos años en los que no hubiera pasado nada si la pandemia que le cambió el guión a la humanidad no hubiera venido también a alterar el nuestro para ponernos en una situación mucho peor de la que ya estábamos.
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Y aunque ven a quienes están en el poder acorralados por el desconocimiento de muchos países y por efecto de muchas sanciones, habría que estar ciego para no ver quién es el verdadero acorralado en esta historia sin fin de deterioro a la que ahora se suma la enfermedad colectiva como amenaza.
Insistir en recorrer el camino de no hacer nada para esperar que desde afuera llegue la solución mágica a una situación que es solo nuestra, fue tan mala idea que desde afuera lo único que nos llegó fue la posibilidad de morir más rápido y de empobrecernos antes mientras nos gobiernan los mismos de siempre.
Sin la capacidad de reconocer el error, de asumirlo y de dejar de lado esa repartición de epítetos para pensar juntos en la posibilidad de organizarnos y enfrentar a los que con cada vez mas saña tienen en sus manos los destinos del país, no podremos culparlos solo a ellos cuando algún día tengamos que rendir cuentas por este período de inercia, por esta quietud inexplicable, por esta “triste contemplación” como la llama, con tanto acierto, Mibelis Acevedo. Porque no se trata de equiparar responsabilidades, pero si quienes destruyeron al país no encuentran un freno a sus desmanes en la ciudadanía organizada y dispuesta a enfrentarlos, quienes debieron ser los artífices políticos de ese contrapeso también tendrán mucha responsabilidad.
Tenemos por delante elecciones parlamentarias y pandemia. Las dos se mueven a su ritmo y una de las dos puede terminar imponiéndose sobre la otra.
Poco podemos hacer además de protegernos y proteger a los otros para tratar de evitar el contagio en un país en el que sabemos que el sistema sanitario no podrá responder si se desboca en el caso de la pandemia. Sería imperdonable que tampoco pudiéramos hacer nada, además de esquivarlas, cuando lleguen las parlamentarias.
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