Parque automotor venezolano está agotado, pero industria de autopartes trabaja al 30%
El parque automotor venezolano tiene una edad promedio de 22 años y medio y 80% de los vehículos supera los 15 años, según Omar Bautista, presidente de Favenpa. Explicó en el programa Noche D que la oferta reciente de carros nuevos apenas representa 5% del total y que la industria nacional de autopartes opera con 70% de su capacidad ociosa
El parque automotor en Venezuela tiene una antigüedad promedio de 22 años y medio y solo 5% son vehículos de menos de cinco años, según Omar Bautista, presidente de Favenpa. El dirigente gremial advierte que la industria nacional de autopartes trabaja a 30% de su capacidad, y denuncia competencia desleal de importaciones y la atomización del mercado con decenas de marcas y modelos nuevos.
El diagnóstico lo hizo Bautista en una entrevista con el programa Noche D, que conduce Víctor Amaya y transmite TalCual por sus plataformas digitales. Allí describió un país que se mueve, sobre todo, en autos viejos muy exigidos, mientras crecen las vitrinas de vehículos nuevos que aún representan una fracción mínima del parque.
«Nuestro parque automotor tiene una antigüedad promedio de 22 años y medio», dijo. Detalló que 80% de los vehículos en circulación tiene más de 15 años, 15% tiene menos de 10 años y apenas 5% son unidades de menos de cinco años. Aunque en los últimos años aumentó la oferta de carros nuevos, en especial de marcas asiáticas, Bautista recordó que el parque total ronda los 4,1 millones de vehículos y que las ventas de los últimos diez años suman unos 100.000 carros, es decir, «no más del 5%».
El dirigente subrayó además la diferencia entre Caracas y el resto del país. Señaló que en la capital se percibe con más claridad la presencia de modelos nuevos, pero «cuando uno va al interior, a las regiones, observa que hay muy pocos vehículos nuevos». En su criterio, la mayoría de los venezolanos sigue dependiendo de carros que superan los 200.000 kilómetros recorridos.
Carros viejos, repuestos viejos… y una industria a 30%
Mantener ese parque envejecido requiere un flujo constante de repuestos. Bautista explicó que, paradójicamente, los vehículos antiguos tienen hoy una ventaja: existen muchas unidades por modelo, lo que facilita tanto la fabricación nacional como la importación de piezas.
«En el parque envejecido hay gran cantidad por modelo», señaló. Eso permite que haya producción nacional de varios repuestos para esos autos y que el comercio de autopartes funcione mejor. Al contrario, en el caso de los vehículos nuevos, el mercado está altamente fragmentado: este año, según sus cifras, hay unas 40 marcas y cerca de 200 modelos distintos para unas 35.000 unidades vendidas.
Esa dispersión se traduce en cantidades muy pequeñas por modelo y hace «muy difícil la fabricación de repuestos en el país o la consecución de esos repuestos», porque los importadores prefieren traer partes con más rotación y menos riesgo de quedarse en inventario. De allí que muchos propietarios de carros nuevos deban recurrir a piezas importadas específicas y más costosas.
Bautista señaló que la industria nacional de autopartes tiene hoy una capacidad utilizada «alrededor del 30%», con 70% ocioso. Comparó la situación actual con la de hace una década: hoy quedan menos de 50 fabricantes de autopartes en el país, cuando antes había alrededor de 150. Aunque este año podrían registrar un leve crecimiento cercano a 2% respecto al año pasado, aclaró que aún están «70% por debajo» del volumen de ventas de hace diez años.
Importaciones baratas y baja calidad
Uno de los factores que presiona a la industria son las importaciones que, según Favenpa, entran en condiciones desiguales. Bautista aseguró que buena parte de esos repuestos importados llega al mercado sin pagar impuestos y sin facturación, lo que configura una «competencia desleal» frente a la producción nacional, obligada a tributar y a operar en regla.
A esto se suma el problema de la calidad. Indicó que hay repuestos importados de baja calidad que se venden más baratos que los nacionales, pero terminan resultando más costosos para el consumidor porque deben cambiarse con mucha frecuencia. «Se están sustituyendo algunos repuestos nacionales probados por unos que no están probados, y eso le ha salido más costoso a muchos consumidores», afirmó. Talleres mecánicos, dijo, han reportado la misma situación.
También reconoció que hay piezas importadas de buena calidad con las que la industria venezolana compite «a la par», siempre y cuando entren pagando los mismos impuestos y cumpliendo con las mismas obligaciones. «No tenemos problema con la importación siempre y cuando vengan en las mismas condiciones a las que estamos aquí y en la misma calidad», insistió.
Cómo reactivar la industria
Sobre las posibilidades de recuperar la industria automotriz y de autopartes, Bautista fue claro: el punto de partida debe ser el ensamblaje. «Lo ideal sería reactivar de nuevo el ensamblaje de vehículos en Venezuela, con las piezas totalmente desarmadas y que se pueda incorporar partes nacionales», sostuvo.
Recordó que existe una resolución conjunta de los ministerios de Finanzas, Economía e Industrias, publicada en mayo, que establece porcentajes de incorporación de partes nacionales en el ensamblaje de vehículos. Se trata de las «normas para el funcionamiento de la industria automotriz nacional». Para Favenpa, la clave está en que el Estado haga cumplir esa normativa y que las ensambladoras adapten su operación para desarrollar proveedores locales.
Ese desarrollo, dijo, no es inmediato: diseñar y fabricar una nueva pieza en el país puede tomar entre tres meses y hasta dos años, dependiendo de su complejidad. Pero si se logra, permitiría crear modelos con mayor volumen de producción, dar más seguridad de repuestos y servicio postventa a los consumidores y frenar la atomización del parque automotor, que hoy suma cerca de 200 modelos distintos con pocas unidades cada uno.
«Es increíble tener 200 modelos en este país con pocas unidades, es muy complicado para su atención a la hora de requerir repuestos», advirtió. Mientras tanto, la mayoría de los venezolanos seguirá apretando presupuestos y alargando la vida de carros que superan las dos décadas en uso, entre la creatividad para conseguir repuestos y la incertidumbre sobre si los nuevos modelos tendrán el respaldo necesario para mantenerse en la vía.
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