Pasar a digital es una oportunidad
Autor: Víctor Amaya
La idea de que los medios en papel van a desaparecer es tan antigua como aquella que condenaba a la radio al olvido cuando surgió la televisión. También cuando la pantalla chica vino a «sustituir» al cine, como pronosticaban no pocos. Ninguna de esas cosas ocurrió. Hubo y hay, sí, una adaptación a las audiencias, a los modos de consumo, a las maneras de leer cada medio.
El impreso quedó entonces como depositorio no solo de información más completa, reposada, contextualizada y con profundidad, sino como real archivo hemerográfico para contar un país. Es el valor de la prensa escrita, entre tantos otros. Y así se evalúa en la academia y en espacios profesionales. No es casual que en varios países del mundo el impacto de lo que se publica en papel, negro sobre blanco, siga siendo fuerte, aunque ya no juegue solo.
En Venezuela la situación es otra. La prensa escrita, golpeada por la hegemonía comunicacional, hambrienta de un papel que el Estado monopoliza y restringe, de manos atadas ante un control de cambio que dificulta adquirir material propio, enfrenta sus horas más oscuras. Los que sobreviven y se mantienen estoicos en los kioscos, lo hacen ofreciendo la mejor información que pueden dar, allí hasta donde el espacio les alcance.
Por eso nuestro ecosistema de medios ha evolucionado aceleradamente.
Venezuela ha digitalizado su oferta informativa con más rapidez que el resto de Latinoamérica, y lo ha hecho aprendiendo. Así, ha ido incorporando a sus narrativas los mejores elementos de todos los demás formatos: texto, audios, videos, imágenes, gráficos, datos; con las posibilidades propias del ambiente digital, como los hipervínculos.
Ahora que asumimos nuestra vida digital por completo, también lo hacemos con los retos que conlleva. De allí que citamos lo dicho por el investigador Ramón Salaverría: «La tecnología es un instrumento y la tecnología bien empleada sirve para potencializar la actividad, en el caso de los medios de comunicación, es evidente que cada vez han venido a enriquecer, no perjudicar.
Recordemos que a la sociedad a la que se le informa, es precisamente la llamada `sociedad de la información’. Y esto es un gran desafío que enfrentan las redacciones y sin duda, esto ha venido a mejorar el periodismo».
Los autores Pablo López Rabadán y Marcial Murciano, de las universidades Jaume I y Autónoma de Barcelona, respectivamente, han afirmado que «el periodismo debe afrontar un imprescindible proceso de renovación a nivel empresarial, profesional y ético que le permita seguir cumpliendo sus importantes funciones sociales, integrado dentro de mercados cada vez más competitivos, y ante públicos más exigentes y autónomos». En TalCual así lo asumimos.
Y lo hacemos preparados para ofrecer lo mejor que nuestros lectores buscan, dentro y fuera de Venezuela. «La tecnología actual permite que los medios puedan tener en el entorno digital un conocimiento preciso de las preferencias y el comportamiento de su audiencia, cada vez más activa y protagonista, con la que se han abierto numerosos canales de interacción y diálogo. Esta posibilidad de conocer mejor al público es una de las oportunidades del periodismo en Internet», afirma Santiago Justel, de la Universidad Ramón Llull, en la revista adComunica de noviembre 2012.
Ni hablar de las redes sociales, fuente de información y también ambiente de difusión. Jennifer Preston, social media editor en The New York Times, habló de la «irreversibilidad» en una conferencia hace cinco años: «una vez que se comprende el valor de herramientas como Facebook o Twitter, no hay marcha atrás, porque sirven para encontrar fuentes, seguir y explotar tendencias, tomar ideas para nuestras historias e investigar».
En Venezuela, las redes sociales y las plataformas digitales han escalado hasta el lugar de preferencia para el consumo de información. Es donde la censura menos impacto tiene y, literalmente, pone la información en la palma de la mano de una sociedad que vivió una década de actualización tecnológica.
El asunto viene con no poco ruido, con horizontalidad de verdades y mentiras, con el amarillismo en nuevos formatos. Ante ello, mejor periodismo, mejores contenidos, narrativas más frescas, formatos multiplataforma y volver a lo básico del oficio: la verificación de la información y la priorización de la información veraz, honesta y oportuna. Es el compromiso.
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