Pdvsa: el tiro por la culata, por Tony Rivera Chávez
Desde la estructuración de un modelo corrupto petrolero, óptimo, para el anti-desarrollo dependiente; la Nación, a vibrado, bajo cuentos donde destacó el de “la siembra del petróleo” como si se tratara este proceso de una actividad sencilla para dicho esto, caminar por los surcos del crecimiento y el desarrollo, siendo todo lo contrario, cuando esa “inversión” era por el contrario, una forma más bien para ligarnos aún más a la dependencia hacia el sector externo y el poder extranjero tal cual ocurrió con la sustitución de importaciones llegada con extrema tardanza al país que como siempre dueño de riquezas naturales despreciaba cualquier medida que les pareciese entorpecedora de los momentos estelares del rey petróleo y su renta.
En verdad las tales soluciones eran más bien una forma de ocultar cualquier transformación al esquema que no se sustentaba en una distribución democrática de los beneficios del producto siendo más bien ideas para la eternización de las deformaciones estructurales bajo estos supuestos que benefician en mucho a los oligarcas de las finanzas que administraban la explotación petrolera convertida en abundancia de dólares.
El sector trabajo desde estas perspectivas solo fue “engatusado” con el mismo cuento del conquistador cuando solo recibía muy poco de la gran fortuna que si les permitió salir de abajo a esa oligarquía y a sus aliados de la burocracia corrupta
Así en esta historia con sus vapores fantásticos desde la mente de uno que otro pensador nos hemos perdido en divagancias donde las consignas y frases abundaron como ésta de la siembra que más bien se ajustaba al buen funcionamiento de un neo-coloniaje para el orden mantuano originario opacando cualquier pensamiento basado en la desaparición de las penurias mayoritarias del Pueblo que se conseguirían con la mejor distribución del ingreso nacional y su uso para crear riquezas para con base en el valor trabajo, hacer de este principio guía para el buen vivir del pobre y hacerlo fugitivo de la choza a la urbanización y sus comodidades. Era llegar al fin de la Independencia verdadera incluido el burgués productor que encaja perfectamente en esa necesidad de autonomía económica-productiva.
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En esta pugna a veces con rasgos positivos desde la tendencia democrática (civilista) pero siempre alejada de la continuidad por ataduras al Poder Externo dominante, en lo relacionado con sector capital del petróleo, surgieron las posiciones extremas dando origen a esta donde se estableció “la revolución” como la mejor con la aplicación no ya de la siembra sino con la tierra arrasada sobre la industria petrolera, para llevándola al mínimo productivo operarla como cualquier negocio para hacerla más cercana a una concepción económica manejable desde dentro de una sociedad pre-capitalista, en ignorancia supina.
Porque no solo desde esta acción se eliminaba el cordón umbilical al mercado mundial capitalista y sus consecuencias sino que en la creencia de lograr el control de la política económica en forma integral y monopolizando las importaciones y las exportaciones a la vez que regulando las transferencias tecnológicas y financieras, la reorientación del patrón de consumo y de la producción con la apertura del comercio (intercambio) a nivel mundial, el mandado estaba hecho, sin darse cuenta que el motor esencial para todo esto y que le daba vida a la Economía, realmente era la industria petrolera y mientras mejor uso se le diera a la abundancia de sus recursos las transformaciones serían de un índice menos traumático para el pueblo.
Guiados así además por las enseñanzas “camorreras” del vecino y aliado cubiche, ascendimos en problemas, aislamiento, necesidades y dependencia para no tener en esta instancia como negociar si tan siquiera prestamos ventajosos para pagar las deudas contraídas de esa etapa primaria desde donde “la derecha” les sonreía al tal Socialismo del Siglo XXI, para venderles con sobre precio y prestarles con facilidad a sabiendas de que el subdesarrollo se estaba engordando de manera exagerada en las mentes “revolucionarias” que al final del cuento tendrían su “colorín, colorado” con conflictos y miserias, porque cuando se depende del comercio exterior y se atenta contra él, solo puede tenerse un saldo tal cual hoy, negativo. La historia así lo determina y no los absolverá.
Queda claro entonces que el asunto no era fácil y de una solución simplista, única y de orden emocional sino recurriendo a la racionalidad económica para combinar de manera equilibrada y justa las variables a mano, porque además siempre lo buscado por unos y otros era con hipocresía algunas veces.
Pero en otras con sinceridad, fue el bienestar de los venezolanos, pero ya vemos que parece ser que el petróleo es el excremento del Diablo para unos y otros, en eso de pervertir soluciones.