Primera crisis para Pedro Sánchez al ceder a Podemos el control de la presidencia de RTVE
La primera gran negociación del mandato de Pedro Sánchez ha derivado en la primera crisis política importante. El presidente decidió ceder el control de la presidencia de RTVE a Podemos y otorgó a Pablo Iglesias el derecho de proponer a la persona encargada de dirigir el ente.
El líder de Podemos, después de un largo forcejeo y un baile de nombres, propuso al periodista Andrés Gil y el presidente Pedro Sánchez lo aceptó. Pero la forma de negociarlo, con una exhibición de poderío de Iglesias, provocó un fuerte malestar en partidos clave de la nueva mayoría que apoya a Sánchez, en especial el PNV, que rechazó a Gil no por su perfil profesional, que este partido no criticó, sino por la manera en que se había llegado al acuerdo, sin consultar con los demás grupos.
Un reporte del diario El País de España destaca que Gil es actualmente el redactor jefe de política de eldiario.es después de pasar por varios medios como El País, Prisa revistas y ADN. Las negociaciones seguirán todo el fin de semana y no se descarta que pueda surgir otra opción alternativa, que sería la cuarta.
La primera gran negociación entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, los dos personajes clave para la gobernabilidad del país tras la moción de censura, ha generado mucha más tensión de la prevista y ha mostrado las dificultades de sacar adelante cualquier iniciativa con 84 diputados —los que tiene el PSOE— de 350.
Después de un largo forcejeo entre PSOE y Podemos durante todo el día, Sánchez aceptó en la noche del jueves en una conversación con Iglesias al periodista Andres Gil como nuevo presidente de RTVE, según fuentes del PSOE, del Gobierno y de Podemos.
Iglesias defiende el perfil profesional de Gil, un periodista con larga trayectoria en prensa escrita y apela a la palabra del presidente, que le garantizó que él propondría al presidente de RTVE. Fuentes del PSOE y del Gobierno español confirman que existió el acuerdo de Sánchez e Iglesias, pero confían en revertirlo ante la polémica generada.
El nombramiento depende de la aprobación de la mayoría absoluta del Congreso, para la que es fundamental el voto de los nacionalistas e independentistas. Tienen que estar todos. Solo con que fallara el PNV —que dejó claro a El País que no apoyará a Gil por la forma en que se ha negociado, sin contar con ellos—, ya no saldría.
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