Peladera de bola, por Simón Boccanegra
La lucha contra la corrupción comienza por la intransigencia ante ella. Eso es lo que este minicronista no observa en la gente de la Quinta. Son demasiado laxos, demasiado condescendientes, demasiado dispuestos a «comprender». En estos días supe de un viejo amigo que hoy dirige una institución del Estado, donde se maneja mucho real. Pues bien, mi amigo tiene empleado allí, en la administración, a otro compañero de los tiempos duros. Este tiene la maña de depositar en su cuenta personal, durante una semana, la plata que maneja. Se gana los intereses y después devuelve la mascada a la cuenta de la institución. Cuando otro amigo común le hizo una observación al jefe sobre este procedimiento, recibió una respuesta que lo dejó turulato: «Entiende, chico, él estuvo demasiado tiempo pelando bola. Hay que dejarlo que se recupere». Tal es la filosofía de esos que Ibsen Martínez bautizó como los «comandantes 20%». Recuerdan a aquellos adecos que después del destierro perezjimenista volvieron al poder diciendo que otro exilio no los iba a agarrar limpios.