Pena ajena, por Teodoro Petkoff
El show de ayer fue lamentable. Producía risa, es verdad, pero al final dejó un amargo sedimento de tristeza. Todo este episodio de Pablo Aure ha sido una grotesca cadena de autogoles. Comenzando por la propia tentativa de enjuiciar a ese señor, exhumando, literalmente, una «carta al director» de un diario, para detenerlo y darle así bomba a un texto que de otro modo habría pasado por debajo de la mesa, y terminando con la hilarante exhibición de 140 pantaletas multicolores (que hizo más daño a la FA que mil cartas de Pablo Aure), que supuestamente habrían llegado a manos de altos oficiales -todo ha sido un patético e imperdonable acto de ópera bufa. El espectáculo del general Hurtado Soucre anoche, lo decimos con el debido respeto, dio pena ajena. Ya los aspectos legales y constitucionales del asunto han sido suficientemente esclarecidos por el Fiscal y el Defensor del Pueblo, a los cuales, por cierto, respaldó el canciller Rangel. Esa tentativa de juicio militar a Aure representó una clara violación de la Constitución. Lo increíble es que el general Hurtado continúe contradiciendo a quien, como el Fiscal, no hace otra cosa que defender la legalidad que Defensa ha vulnerado. Pero hay otros aspectos que no se pueden dejar pasar por alto. El general Hurtado dio lectura a varios correos electrónicos privados (los cuales, por lo demás, no contenían ningún planteamiento subversivo), que obviamente han sido obtenidos con otra violación de la Constitución, la cual prohíbe la intervención de los teléfonos y de toda otra forma de comunicación privada. Hurtado Soucre debe recordar que él provocó la destitución del general Martínez Ochoa, comandante del Ejército, a quien acusó de que le estaba grabando sus conversaciones. Por lo visto, la salsa que es buena para la pava no es buena para el pavo.
Pero lo que nos parece muy grave también es que el general o no leyó o no entendió nuestro editorial de ayer. Le recomendamos su relectura, para que perciba que, ciertamente, rechazamos la arbitraria e inconstitucional detención de Aure, coincidiendo en ello con el fiscal, pero no para defender la carta de este señor (que nosotros no quisimos publicar) sino para condenar el espíritu (y también la forma) de un texto indefendible, que apunta a dar casquillos a la FA para que se alce, cosa que en esta casa rechazamos categóricamente. Vuelva a leer, general. A lo mejor fue que usted no pasó del titular. Pero, por añadidura, usted está un poco desorientado. Eso era en la Cuarta República, que acusar a alguien de «guerrillero» era una especie de insulto. En la Quinta, mi general, eso es un galardón, una condecoración. ¿O no recuerda al Presidente alabando a los alzados de los 60 o comentando elogiosamente el pasado guerrillero del ex ministro Lino Martínez y de Alí Rodríguez? Si de muertos, viudas y huérfanos se trata, mi general, ¿cuántos habría que cargar a la cuenta del 4F y del 27N? Anoche el general Hurtado Soucre dejó muy mal parada a la Fuerza Armada. Puede estar seguro de que la oficialidad no agradece para nada la que seguramente será conocida, de aquí en adelante, como la rueda de prensa de las pantaletas.
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