Pensamiento político venezolano del s XX: Juan Bautista Fuenmayor, por Ángel Lombardi B.
Twitter: @LOMBARDIBOSCAN
Es imprescindible conocer el pensamiento político venezolano. Básicamente lo que llamamos historia discurre a través de las ideas de sus principales ejecutantes. Los hechos no suceden sólo al azar sino que también el azar tiene propósito. Las versiones al uso de la Historia de Venezuela en cada presente es el punto de vista de las facciones que conquistan el poder e imponen sus recuerdos.
Así tenemos una Historia de la Hispanidad, hoy desacreditada, aunque elaborada con terca persistencia por los rudos conquistadores y algunos piadosos misioneros en los tres siglos que duró la misma. La Historia de la Independencia (1810-1823) no es sólo el punto de vista de Simón Bolívar sino también el de José Antonio Páez; los hermanos Monagas, Antonio Guzmán Blanco y las estirpes andinas que asaltaron Caracas desde el Táchira entre los años 1898 y 1958. Es importante destacar aquí el impacto del pensamiento positivista como justificación de un orden con progreso desde el puño de hierro.
Después nos encontramos con las generaciones influidas por el pensamiento marxista en las primeras décadas del siglo XX, todas octubristas de 1917, y quizás, las de mayor influencia e impacto, en la aspiración por alcanzar una modernidad política que supere el atraso social y las vulnerabilidades nacionales ante las apetencias colonialistas de los viejos y nuevos imperios.
El Partido Comunista de Venezuela (1931) y Acción Democrática (1941) son las organizaciones políticas más paradigmáticas en este sentido. Otra corriente alternativa, aunque con el mismo propósito de emancipación política, fue el socialcristiano COPEI (1946).
Ya más reciente, tenemos, una corriente de pensamiento caótica en sus manifestaciones político/ideológicas, aunque clara en sus fines: el PSUV. Que ni es socialista ni está unido. Lo importante aquí es resaltar que la Historia no es lo que sucedió en sí, sino lo que sus principales actores quieren que esta haya sido. Los recuerdos son millones pero hay un filtro que los destila y discrimina hasta imponer sólo aquellos alineados al discurso del que manda siempre en el tiempo presente.
Esta memoria cautiva dentro de una sociedad plural y abierta siempre es contestada. En cambio en una cerrada y de pensamiento único esa posibilidad se restringe. Así que la historia es un discurso tendencioso, peligroso y deformador de las realidades del pasado que pretende escudriñar. Y agreguemos, la historia es el historiador. Clave es la premisa del historiador inglés E. H. Carr cuando nos recomienda conocer primero al historiador antes que su obra escrita.
*Lea también: López Contreras: héroe de la democracia 1928-1936, por Ángel R. Lombardi Boscán
Decimos todo esto porque en la Historia del Pensamiento Político venezolano del siglo XX pasado fue dominante la versión de AD y COPEI. Tenía que ser así porqué durante cincuenta años prevalecieron. Por casualidad llegó a mis manos una «Historia de la Venezuela Política Contemporánea, 1899-1969» de Juan Bautista Fuenmayor (1905-1998) quién fuera secretario general del Partido Comunista de Venezuela. Esta historia testimonial es muy importante porque ofrece el punto de vista de uno de los principales perdedores en la lucha contra la Dictadura (1898-1958) y el establecimiento de la Democracia (1958-1998).
El Partido Comunista de Venezuela tuvo como acérrimo rival a Rómulo Betancourt y AD. Si bien ambas organizaciones políticas querían lo mismo para Venezuela: alcanzar la Segunda Independencia, la discrepancia de los medios los llevaron a posiciones irreconciliables. La virtud de ésta voluminosa obra en 20 tomos y publicada entre 1975 y 1993 es que ofrece el punto de vista de un actor y testigo de primera línea de los acontecimientos que nos narra desde su muy particular óptica.
Más que una historia de carácter profesional es un punto de vista partidario sin disimulos y explícitamente justificador del autor y de «su PCV». Ya advertidos de estos antecedentes «metodológicos» estamos en presencia de un escrito dentro de las coordenadas de lo que se conoció como el Materialismo Histórico, una especie de «ciencia exacta» y muy pretensiosa dentro de los pantanosos territorios de las Ciencias Sociales.
La ideología dictaba las conclusiones y en consecuencia los resultados tenían que ser todos ajustados al esquema superior explicativo. Así como había «burguesías reaccionarias» también existieron «burguesías progresistas», todas intercambiables de acuerdo a las vicisitudes del amigo/enemigo en la arena política. La jerga marxista se tropicalizó y nuestros latifundios tuvieron que encajar a la fuerza dentro de una Edad Media Feudal que aquí nunca tuvimos.
Bautista Fuenmayor divide su estudio en dos grandes periodos: la época Pre petrolera y la Era del Petróleo: «porque entonces se produjo la gran transformación de Venezuela de una nación agrícola y pastoril en una nación minera y petrolera». Para nuestro autor hay un Absolutismo Político entre los años 1899 y 1922 con Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Mientras que la Era del Petróleo inició en 1922.
A partir del año 1936 aparecen los llamados gobiernos burgueses «con la ausencia del apoyo de las masas» que corresponden a los gobiernos de los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita.
1945, con la Junta Revolucionaria de Gobierno, es un año clave para Bautista Fuenmayor porque le dedica extensas diatribas en contra de los adecos, y porque visto en perspectiva, el PCV perdió la carrera por la toma del poder. En 1948, luego de otro Golpe de Estado, arribó otra dictadura militar bajo el liderazgo del general Marcos Pérez Jiménez. 1958, pone fin a la dictadura para el comienzo de la Democracia Representativa bajo el predominio de AD y COPEI. «Por primera vez en la historia, la burguesía venezolana se encuentra en capacidad de gobernar apoyándose plenamente en las masas, con lo cual vienen a cambiar los factores reales de poder, aunque en el substrato de la situación política se mueven las fuerzas del capital extranjero como determinantes, en alguna medida, de los designios mismos de la burguesía, ya que la economía venezolana se encuentra mediatizada, y el capital nacional está en franca asociación con el capital imperialista».
La «Historia de la Venezuela Política Contemporánea, 1899-1969» es en realidad lo que pensó Bautista Fuenmayor más como actor político que como historiador propiamente en sí. Su «historia» carece de las modernas técnicas teóricas y metodológicas que permiten ponderar las distintas versiones al uso desde un trato respetuoso y equilibrado con el apoyo documental de valor. No obstante es una contribución nada desdeñable desde los llamados testimonios marginales o de los vencidos que en la mayoría de los casos terminan en el más completo e íngrimo olvido.
Ángel Rafael Lombardi Boscán es Historiador, Profesor de la Universidad del Zulia. Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ. Premio Nacional de Historia.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo