Pensamientos y economía real, por Tony Rivera Chávez
Autor: Tony Rivera Chávez | [email protected]
Un elemento importante para crecer y desarrollarnos en el campo económico es entender que una cosa es “el pensar “y otra la vida práctica. Las utopías proliferan se hacen vapores de las fantasías, para darle un toque mágico a los deseos humanos de igualdad y justicia tratando siempre de excluirnos de lo concreto para envenenarnos en desengaños. En el caso de la Economía este tipo de vuelos recurrentes han servido para perder el tiempo más que para florecer en mejores tiempos. El socialismo científico (el de Marx y Engels) es una de esas trampa jaulas donde es fácil caer y no muy rápido se sale de ella en razón de abarcar toda una gama de ofertas que nos conducen a creer que desde lo probable se obtiene lo suficiente para cambiar la sociedad sin darnos cuenta de todo cuanto ocurre aun en la mayoría de quienes se les dio por creer en esto como una forma de liberación que nunca llega y que no rebasa esa primera etapa del propio socialismo para llegar al comunismo como proceso científico. Ni siquiera esta etapa primaria ha sido alcanzada cuando ¡jamás! el trabajador goza de calidad plena en su vida por esta vía como alternativa entre la otra capitalista explotadora donde la realidad transciende los deseos de salir de ella al comparar miseria y abundancia, comodidad y sacrificios, en eso de disfrutar una vida mejor.
El socialismo científico (el de Marx y Engels) es una de esas trampa jaulas donde es fácil caer y no muy rápido se sale de ella
Alguna vez el Poder esperanzador se posó sobre la tierra rusa como “madre Patria socialista” donde se desarrolló con fuerza maravillosa el inicio de ese pensamiento hacia la felicidad de los pobres y desesperados para el transcurrir de sus actividades darse cuenta que la práctica es la mejor forma de la verdad. El mundo se estremeció para luego entristecer al notar que lo todo soñado no paso de ser esperanzas sin futuro porque el hombre con poderes extremos sobre la vida y conducta de otros despertó los peores sentimientos desvirtuando cualquier paraíso y la lucha(de clases)siguió vigente a pesar de todo. Nadie quería ser “explotado por el Estado” sino burócrata explotador para repetir lo peor del pasado porque ahora el producto fue de parasitismo y corrupción. La fuerza del tiempo condujo al final del experimento al ayer para desde la realidad añorar el orden y las posibilidades de una vida mejor. Millones de muertos, calamidades, guerras, trabajo extra, hambre, corrupción y miserias innecesarias para alcanzar lo peor del pasado. En otros países y sin la turbulencia social y el desgaste de la vida se lograron mejores sociedades en sana paz. El fracaso fue tal que en donde se quiso establecer lo intangible sobre lo real hoy día se le da prioridad al mercado y en consecuencia se adoptaron patrones de conducta racional productiva al mejor estilo capitalista(Ahorro-Inversión-Acumulación de Capital) como la mejor forma de repartir bienestar entre los ciudadanos. Fue una inmensa necedad construir miseria en lugar de bienes y servicios alejados de los gustos del pueblo. Las injusticias hay que combatirlas pero bajo el esquema de la lógica de sus circunstancias para evitar convertir esa batalla en derrota de las mayorías por torpeza operativa ante los problemas.
Venezuela se debate en estas vagas ideas, confusas y ajenas a la Ciencia y práctica buscando volar en el huracán de las derrotas cuando solo basta leer las experiencias de otros para darse cuenta de este camino equivocado. Destruir la Nación para llevarla a la ruina mientras se estructura desde el memoricidio propagandístico una vida de bonanzas y felicidad es tarea de tontos alienados por el Poder Burocrático donde adormecen. Se trata entonces de cambiar de reflexionar, sobre el absurdo de tratar de conducirnos hacia una guerra silenciosa contra el mundo en aras de cantar victorias de resistencia como si se tratara de algo positivo plantarse ante la realidad, la historia universal, los vecinos y sus logros .Esta marginalidad no es conveniente para nadie ajeno al pozo de la dicha del Presupuesto Nacional y sus prebendas. Hay que cambiar.