Pensando mentiras para encontrar la verdad, por Ángel Monagas
Twitter e Instagram: @AngelMonagas
Siempre hemos dicho que quien saque a Maduro del poder será considerado un héroe por el pueblo. Ha sido el drama de la llamada oposición venezolana. Tiene casi 23 años perdiendo la guerra política, incluso cuando ha ganado elecciones ha perdido, pues esos espacios no han significado un avance cuantitativo en la lucha contra el chavismo. Ejemplo 2015.
Se ganó y se perdió mucho tiempo en el show de Ramos, cuadros afuera, cuadros adentro y el TSJ los madrugó y quedaron efímeras todas sus promesas de que después de seis meses sacaría a Nicolás.
Para graficar exageradamente lo que digo, por ejemplo: a uno de los hombres más odiados del país como Diosdado, si él «saca a Maduro será un héroe». Hoy puedo agregar que esa beatificación sería no solo dentro del chavismo, sino también fuera.
La salida de Maduro es inminente. Cada día pierde poder y no va a ser candidato a la reelección. En las recientes postulaciones muchos de sus pupilos fueron «bypaseados» y sacados. El ala radical avanza y el liderazgo de Diosdado es incuestionable dentro del PSUV.
También he pensado otra cosa. Los hechos apuntan hacia otro tablero y me obliga a revisar la geopolítica interna.
La pregunta es: ¿termina o no Maduro? ¿Quién lo va a sacar? Los contrarios al chavismo, lo dudo. ¿Llegará al 2024?
Por allí comienzan algunas coincidencias entre sectores enfrentados y, como dice el viejo proverbio árabe, «el enemigo de mi enemigo es mi amigo».
El hecho de que salga Maduro no significa que salgamos del chavismo. Son dos cosas completamente distintas.
La crítica fundamental contra Guaidó radica precisamente en lo ilusoria de su oferta. Dos años y medios perdidos en un esfuerzo que nada arrojó. La gente fue nuevamente engañada en beneficio de la economía de unos pocos.
Un amigo me escribió que sin fracturas de ambos polos (régimen y MUD) no habrá transición. Nada más cierto. Ambos extremos implosionan y con el avance de la crisis la cosa es peor. La autocalificada oposición, unos la «mesa» y otros la «mesita» irán separados para noviembre.
Para el chavismo eso es suficiente para alcanzar los derroteros anhelados desde el punto de vista electoral.
Esa elección no tendrá la relevancia esperada para el grueso de los venezolanos, no así lo que ocurre y no se le presta atención por parte de la oposición, dentro del régimen y su soporte las FANB y el castro-comunismo.
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La dictadura castro-comunista todavía tiene muchas jugadas en el «librito» para eludir el fuerte movimiento libertario. El gobierno de Estados Unidos sería el más afectado. Ustedes se imaginan qué pasaría si repiten la estrategia del puerto de Mariel en 1980.
Koki o Coqui: Villano y héroe, aunque usted no lo crea
El Coqui o Koki, malandro, delincuente y todos los calificativos que usted le ponga, es un poder concreto, el poder del hampa. No es exclusivo de Caracas. Se ha hecho allí más escándalo. Su acción y poder es demostrable. Evidente. Una cosa piensan sobre él los vecinos de alrededor y otra el resto de la población.
Dentro de esa gran rabia contra el chavismo, representado por Maduro, insólitamente y en una rarísima inversión de valores culturales y morales, en la que han coadyuvado los medios, redes, etc., el Koki significó alguien que podía acabar con Nicolás, con el desastre y la destrucción de la nación.
Eso le ganó la admiración de una parte de la población. Sociológicamente, el «tipo» asumió el despliegue de esa fuerza, de esa rabia, de agonía, ante la destrucción del país.
Sacar a Maduro es importante y si el Koki lo hacía más de uno lo veía como una suerte de Robin Hood. Realmente no lo es ni lo será. El asunto es la oportunidad en que se presenta su lucha.
Es complicado explicarlo fuera de la capital.
Mientras a mí no me causara daño (sentimiento egoísta normal en cualquier país del mundo), yo veo al Koki como un ente capaz, no de liberar a Venezuela de la destrucción, sino de castigar al causante.
Subyace también una pequeña lucha de clases: el cerro que lo defiende y el de los sectores urbanizados que lo combaten.
El cine mundial es especialista en hacer que los «malos» terminen ganándose a la gente. Los admiran. Hasta Pablo Escobar es querido en muchas partes de Colombia, por ejemplo.
La farándula de Estados Unidos tiene parte de responsabilidad en crear mitos alrededor de figuras mundiales, muchas de ellas, causantes de muchas muertes, miserias. Lo hicieron con el Che, con Fidel Castro y también con Chávez.
En razón de los medios, de la opinión pública ejercida fundamentalmente por la clase media, y con la ayuda de las nuevas tecnologías de la comunicación, ganar las ciudades más pobladas, más urbanizadas es prácticamente ganar el poder.
En Venezuela ganar el cinturón electoral de Zulia, Lara, Aragua, Carabobo, Miranda y Caracas, significa ganar el país. Pudiéramos incluso restringirlo a esto: el que gana la capital gana el país o al menos sus dos centros más poblados Caracas y Zulia.
Como en México, el que gana el Distrito Federal o en Estados Unidos quien gana New York, Los Ángeles; o en Argentina gana Buenos Aires o en Chile Santiago. No es una regla inflexible, varía y no es exacta.
El venezolano común, hablo de un 80% de la población, no cree en los partidos, no es apolítico sino antipolítico y eso no está bien pero es así. Para ellos, los partidos actuales dejaron de representar un cambio y ellos quieren eso, una razón para creer.
Los politiqueros ya andan en lo suyo, que si hay gente desplazada por los choques violentos en la Cota 905, que si la policía roba, que si hay violencia policial… Déjenme decirles algo: Nada es peor que la continuidad de esa megabanda, que esas comunidades aguanten el dolor de la cirugía que extirpa un tumor es lo conducente.
Si yo fuera jefe de la policía, cada una de las señoras que salió a pedir el retiro de la policía, buena parte de los que están saliendo del barrio son ellas y sus núcleos familiares, les detendría por apología del delito.
O son los malandros o es la gente de bien y si usted está defendiendo veladamente a los malandros Usted no es gente de bien. ¿O es que prefieren que el Koki siga disparando a los vehículos que atraviesan los túneles del cementerio? Caramba.
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Quieren que la policía intervenga y ponga orden, pero cuando intervienen se quejan de que la policía lo hace con violencia… lo que tienen son ganas de quejarse de todo y criticar por criticar.
¿Y los muertos del Koki? ¿Y las balas frías? ¿Y los ocho secuestrados que rescató la policía? ¿Y las casas de las que las megabandas se apoderaron? Ahí sí no hablaban los politiqueros… y les digo politiqueros, porque un político tiene visión de Estado y los que hacen eso demuestra que la carecen.
Ahora bien, luego de esto el Estado debe intervenir (no el actual que es tan delictivo como el Coqui) esas comunidades en forma profunda.
Allí hay un modelo cultural que exalta a los pranes y sus bandas. Si no derrotamos eso, esas mismas comunidades van a aupar el surgimiento de un nuevo pranato. Está sociológicamente demostrado que el problema son las comunidades y sus niveles estimativos, los delincuentes son solo un síntoma de la descomposición moral, social y cultural.
La derrota a la delincuencia se dará en el plano cultural, cuando la disposición a delinquir y a dar soporte moral al delito se derrumben.
Venezuela será segura. Este es el país donde muchas madres no se preguntan de dónde salió el dinero con que su hijo les regala una nevera (la versión pobre) o de dónde saca su hijo para tener un carro de lujo (la versión rico enchufado). Eso revela una sociedad con graves anomalías.
El Koki es un reflejo del patrón de liderazgo y prestigio social de la quinta unidad más pobre de la sociedad.
Los más pobres entre los pobres crearon el imaginario del pran.
Sí… pero no lo estarían encumbrando sobre la Cota 905. Por alguna razón los fusiles sustraídos por el fallecido Óscar Pérez y equipo, en su toma de un destacamento militar, aparecieron en la esa zona…
El chavismo se prepara para escenificar que cierta oposición dio soporte a las megabandas. Lo dije hace mucho. Eso estaba cantado.
La verdad es que el chavismo está dispuesto a todo por sostener el poder y la oposición también para disputarlo… en Venezuela el «todo se vale» es ley.
Curiosamente, hoy observamos cuando la detención y supuesto atentado contra el «gobierno de Internet», se produce en el momento más oportuno para el chavismo y para el sector de Leopoldo López.
Maduro, preocupado por lo de Cuba y su soporte castrista. Lopéz y compañía con el informe de la Usaid que siembra serias dudas sobre el manejo de los miles de millones de dólares asignados para ayudar y que aparentemente se usaron para hacerlo discrecionalmente, con todo lo que ello implica.
El radicalismo chavista quiere ir a elecciones con garantía de triunfo y eso lo garantiza si solo asiste la llamada «mesita». Leopoldo López y compañía no quieren renunciar al poder económico que le da manejar el «gobierno de Internet».
¿Coincidencias? Quizá es ese el auténtico pacto de salvación nacional. El PSUV se salva de perder y Voluntad Popular, un partido meramente semántico, evita perder todo lo que han logrado sus «líderes» durante el «gobierno de Internet».
La participación de la MUD-G4 el 21-N, está herida de muerte.
Todavía falta por pasar mucha agua debajo de ese puente.